La primera ocasión que escribí de ?Yoshi? fue cuando su dueña lo trajo a consulta debido a que lo notaba raro en su comportamiento, después de auscultarlo y no encontrarle nada, fue cuando se me ocurrió preguntarle a su dueña si ella se encontraba embarazada, inmediatamente se hizo estudios y salió positivo mi diagnóstico.
Quiero hacer la aclaración que no soy ningún experto en hacer diagnósticos de gestación, menos en mis clientes, de hecho siempre fui el último en enterarse de los cuatro embarazos de mi esposa, y lo de ?Yoshi? fue algo extraordinario.
?Yoshi? es un perrito poodle de color blanco de cinco años de edad, le tengo de paciente desde los cuarenta y cinco días de nacido, cuando lo intervine por una complicación de una cirugía que le habían practicado.
Pasaron los años sin alguna novedad, hasta que un día solicitaron de mis servicios de urgencia, ahora se trataba del esposo de la dueña de ?Yoshi?, por cierto no me localizaron el fin de semana y lo llevaron con otro veterinario.
Al siguiente día al llegar al consultorio después de dar clases durante toda la mañana, tenía a ?Yoshi? dentro de las jaulas de los enfermos, al revisarle me di cuenta que se encontraba en un estado de deshidratación avanzado, además de un problema respiratorio, el cual no era tan serio como su grado de deshidratación.
Al hablar con el marido de su dueña, le solicité autorización para la hospitalización de ?Yoshi? le di a conocer la gravedad del problema, y contestó. Doctor precisamente para eso lo traemos, usted conoce su trabajo, no había necesidad de que solicitara la autorización, está en sus manos y debería de haberle ya hecho algo al perro. Le expliqué que también nosotros los veterinarios tenemos un protocolo para la atención de pacientes de terapia intensiva, sobre todo que estén conscientes ustedes los dueños de la gravedad en que ingresa el perro y de los gastos que genera la terapia intensiva del paciente. Adelante doctor, para eso está aquí con usted. Muy bien, le contesté. Después de ponernos de acuerdo en la atención de ?Yoshi?, le pregunté por su esposa, me dijo, precisamente ahora voy para el hospital, vamos a tener a nuestro segundo hijo, lo felicité y también hice extensiva la congratulación hacia su esposa.
Al marcharse de la clínica, comprendí la razón por la cual venía un poco nervioso, y me vino a la mente el primer embarazo de su dueña, pero ahora ?Yoshi? sí se encontraba realmente grave.
Inmediatamente le colocamos un catéter y dejamos esa vía para la administración de los medicamentos a través de la vena radial en una de sus extremidades anteriores, la batalla iba a ser difícil, independientemente de la deshidratación en que venía, presentaba un estado de desnutrición agudo, y si todavía aunamos el problema respiratorio y el vómito que padecía, no era muy alentador el panorama para su recuperación.
Día y noche el suero se encontraba como fuente principal para que ?Yoshi? saliera adelante. Al tercer día se presentó una gran respuesta, el vómito había desaparecido, así que a partir de ese momento sentí que teníamos la mitad de la batalla ganada, la doctora que traba como mi asistente, puntualmente le administraba cada dos horas una papilla, suero oral y otros medicamentos, independientemente de los de vía intravenosa.
La alimentación que se le administraba a ?Yoshi? y el suero oral, era en contra de su voluntad, por sí solo no hacía el menor intento por beber o comer, así que todo era introducido a través de una jeringa por vía oral.
Al cuarto día hubo la necesidad de cambiar el catéter de brazo para la aplicación del suero intravenoso. ?Yoshi?se había sentido mejor, así que mordió la venoclisis, más que causarnos un contratiempo, nos alegramos de que ya empezaba a reaccionar, anteriormente ni la punción de la aguja del catéter le había causado dolor así que había logrado otro punto a su favor.
Recuerdo que el domingo, por ser día de descanso para los empleados, ese día me corresponde atender a los pacientes hospitalizados, así que aparte de la papilla de pollo y verduras que le di en la boca, le dejé en su plato una pizca de carne de un alimento de lata, lo empezó a oler y con cierta displicencia, tomó apenas un pequeño bocado por sí solo y por primera vez canté victoria, ?Yoshi? viviría, y así fue, lo demás vendría por sí mismo.
Al darlo de alta, pasó a recogerle el esposo de su dueña y me dijo muy apenado, doctor, acabo de pagar la cuenta del hospital de mi esposa, permítame pasar a liquidar sus honorarios después. Claro que sí le contesté, espero que ahora me comprenda el porqué de la autorización del dueño y del protocolo al ingresar a un paciente. No alcanzó a responderme cuando pegó un tremendo salto, había recibido en una de sus piernas del pantalón una gran descarga de orines por parte de ?Yoshi? como reclamando, ¡por qué me habían dejado tanto tiempo sin visitarme! Su dueño se lamentaba conmigo, ¡jamás me había orinado! Sólo alcancé a oír a su dueño entre dientes al marcharse, dirigiéndose a ?Yoshi? que trotaba alegremente (#%&!#). ¡Nunca te habías portado así!