Hace ya tiempo, un hombre castigó a su pequeña niña de tres años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorada. El dinero era escaso en esos días, por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre a la mañana siguiente y le dijo:
-Esto es para ti, papito.
Él se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Entonces le volvió a gritar a la niña diciéndole:
-¿Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro?
La pequeñita lo miró hacia arriba, con lágrimas en los ojos dijo:
-Oh, papito, no está vacía, yo soplé besos dentro de la caja, todos para ti, papito.
El padre se sintió morir, puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.
Desde entonces aquel hombre guarda la caja dorada cerca de su cama, y cuando se siente derrumbado, toma de la caja un beso imaginario y recuerda todo el amor que su niña depositó en el mejor regalo que haya recibido de toda la vida.
Quise compartir esta historia que llegó a mis manos hace algunos años. Pues desde la primera vez que la leí, me vi reflejado en ella.
Recuerdo que decía mi madre cuando vivía, ?hijo, debes de tener mucha paciencia con tus hijos, puesto te van a sacar canas verdes?. ¡Pero tú fuiste más travieso que tus cuatro niños juntos!
Y no cabe duda que en esta vida todo se paga. En ocasiones cuando necesito de paciencia, virtud que los padres de hoy estamos a punto de perder, vuelvo a leer aquel viejo trabajo manual que me regaló mi hija la mayor cuando estaba en el kinder para un Día del Padre, el cual conservo cariñosamente desde hace veinte años, que dice:
Papá:
Agradezco a Dios la dicha de tener un padre como tú.
Te quiero tanto... por favor, ámame por lo que soy, no por las cosas que hago.
Dios te bendiga hoy y siempre.
Tu hija, Carolina.
Que esta Navidad sea motivo de perdonar y de abrir nuestro corazón por siempre a todo aquél que lo necesite.
Que la salud, el trabajo y la paciencia, reine este próximo año 2007. Recíbanlo colmado de amor y bendiciones en unión de su apreciable familia.