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Periférico| El primer año de Moreira

Luis Guillermo Hernández Aranda

El primer año de Gobierno de Humberto Moreira es de luces y sombras. Mientras que para algunos es de aplaudirse el combate a la pobreza a través del programa Cero Marginación, para otros falta visión que permita atraer al estado las inversiones necesarias para generar empleos y por ende el desarrollo.

El estilo personal de gobernar de Humberto Moreira ha generado muchas críticas. Su gusto por el baile, por las declaraciones espectaculares y su tendencia a presumir sus amistades con personajes de la izquierda latinoamericana como Fidel Castro y Daniel Ortega, han generado que algunos de los sectores más conservadores se digan alarmados y preocupados por la forma de hacer política del profe Moreira.

En contraste, para el grueso de la población de Coahuila el primer año de Gobierno de Humberto Moreira ha sido bueno. La encuesta publicada por El Siglo de Torreón el pasado viernes primero de diciembre da al profesor una calificación de 7.6. La cual sin duda es alta, sobre todo cuando muchas de las promesas más espectaculares no se han cumplido.

Saltillo y la región carbonífera, son las zonas donde Moreira goza de mayor aceptación. En La Laguna sus bonos no son tan altos.

El inicio de la Administración de Humberto Moreira no fue sencillo, recordemos el enfrentamiento entre una banda de secuestradores en Saltillo, la detención del peligroso narcotraficante Óscar Arreola en Torreón y por supuesto la tragedia de Pasta de Conchos. Este último acontecimiento llevó a Moreira a un enfrentamiento constante con la Administración del entonces presidente Vicente Fox.

Las dudas que existen en Torreón respecto al trabajo de Humberto Moreira no son nuevas, basta recordar que fue el único municipio del estado que no ganó en las elecciones de septiembre de 2005.

Para conquistar el corazón de los laguneros, Moreira realizó anuncios espectaculares como la demolición del Distribuidor Vial Revolución y la construcción de puentes como el Nudo Mixteco, hasta el momento nada ha pasado.

Respecto al DVR el gobernador explica que el puente no ha sido demolido porque ?está el peritaje de la Procuraduría para evitar que a los responsables se les impida cobrarles. Esto lo tienen que pagar tarde o temprano y la Procuraduría está a punto de concluir el peritaje con los ingenieros?.

En cuanto al Nudo Mixteco niega que exista falta de planeación, a pesar de que el proyecto del puente está detenido porque el plan presentado invade el cono de aproximación del aeropuerto y obligaría a recorrer la pista de aterrizaje, una obra que costaría unos 50 millones de pesos.

Moreira se dice dispuesto a cambiar el proyecto y estudiar otras opciones, entre las que está un paso subterráneo aunque haya que cambiar la red de agua y drenaje debajo del crucero, uno de los más conflictivos de la ciudad.

Para Moreira es necesario que el alcalde José Ángel Pérez también presente una propuesta.

A pesar de estos ?detalles? Moreira afirma que ningún gobernador ha apoyado tanto a Torreón como él.

Más allá de las fobias y filias de los críticos de Moreira, así como de los argumentos que presente el gobernador, en este primer año de gestión existen dos elementos que pueden considerarse el talón de Aquiles del profesor.

El primer gran detalle es el gasto en promoción de imagen. Moreira ha llenado las principales ciudades del estado con su fotografía, así lo mismo despide a los viajeros que salen de Saltillo rumbo a Monterrey o bien les da la bienvenida.

Espectaculares por doquier y pendones como si estuviera en campaña, han sido de los rubros más cuestionados del gobernador. Para algunos empresarios no se justifica pedir ayuda para el programa Cero Marginación cuando bastaría con bajarle el gasto a la promoción.

En este dispendio, nadie sabe cuánto gasta el gobernador. Y es que Humberto Moreira, desde sus tiempos de alcalde de Saltillo, dio muestra de estar peleado con la transparencia. Sus enfrentamientos con el Instituto de Acceso a la Información son constantes, incluso los consejeros del ICAI manifiestan su malestar con el Gobierno del estado por su negativa de dar a conocer las cuentas públicas.

Sin embargo, estos dos rubros, poco importa para un grueso de la población necesitado de apoyos. Es más importante tener drenaje que cuestionar el gasto en publicidad. Moreira lo sabe bien, por lo que es con las clases marginadas donde tiene su mayor fuerza.

En ocasiones y a pesar de su juventud, Moreira hace recordar el viejo estilo del PRI para gobernar, donde a base de pequeñas obras, en ocasiones asistenciales, se lograba tener la aprobación del grueso de la población.

Poseedor de un gran carisma, Moreira sabe conquistar a la gente. Por desgracia esto no es suficiente en el ejercicio de Gobierno.

Político hábil, tiene la capacidad para consolidarse como un buen gobernador, y dotar al estado de la infraestructura necesaria para atraer inversiones. Ojalá y se decida a hacerlo por el bien de los coahuilenses, pero también es necesario establecer un compromiso con la transparencia e informar a los ciudadanos puntualmente sobre el manejo de los recursos públicos.

Moreira en su primer año fue aprobado por los coahuilenses de acuerdo a la encuesta de El Siglo de Torreón, pero sin duda los resultados no son para tirarse a la hamaca. Faltan cinco años y mucho trabajo por hacer. El reto de Moreira es convencer a los ciudadanos de que es un buen gobernador, pero con trabajo y logros, no con espectaculares que sólo son un dispendio de recursos propio del culto a la imagen.

lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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