Desde hace quince años, los torreonenses venimos escuchando reiteradamente la promesa de la modernización del transporte urbano colectivo sin que, a la fecha, se haya logrado un avance sustancial. Estudios y proyectos no han faltado, sí los resultados. La oposición del gremio de los transportistas y la falta de continuidad de los planes, han sido las principales causas de un problema que se ha convertido para el Gobierno y la ciudadanía en un verdadero dolor de cabeza.
El Ayuntamiento actual ha propuesto un nuevo programa de transporte el cual ya enfrenta la oposición de un sector del llamado ?pulpo camionero?. La historia parece repetirse.
La Administración de Carlos Román Cepeda González (1991-1993) intentó sentar las bases de la modernización. Ordenó a la empresa francesa Sofretu la elaboración del Estudio Integral de Transporte Urbano, el cual fue presentado hasta el primer año del Gobierno de Mariano López Mercado (1994-1996), quien no le dio seguimiento y mandó hacer el Estudio de Modernización del Transporte Urbano para la Ciudad de Torreón, el cual fue realizado por una comisión creada ex profeso.
Ambos proyectos fueron rechazados por los concesionarios y abandonados por los gobiernos posteriores. No fue sino hasta la Administración de Guillermo Anaya Llamas (2003-2005) que se presentó otro plan, al cual se le denominó Trans-Siglo y fue elaborado por la empresa Logit. El ambicioso proyecto estaba basado en cuatro ejes: modernización de unidades, reestructuración de rutas, adecuación del organismo de gestión y la implementación de un corredor o ruta troncal. Nuevamente el rechazo de un amplio sector de los transportistas -que se agrupó en el autodenominado Sistema Organizado de Transporte de Torreón (SOTT)-, motivado en gran parte por la mala negociación de las autoridades, impidió que este programa se llevara a cabo. La actual Administración encabezada por José Ángel Pérez Hernández, fiel a la ?costumbre?, desechó el plan anterior y mandó hacer el suyo al Consejo Estatal de Transporte del Estado de Nuevo León. Este nuevo proyecto busca, a grandes rasgos, la renovación de los vehículos a través de la formación de fideicomisos y la aplicación de una tarjeta de pre-pago.
El Gobierno Municipal convocó a los transportistas a reuniones para presentarles su programa. En principio, la negociación con los concesionarios parecía marchar bien. Sin embargo, días después, un grupo encabezado por el líder del SOTT, Zenón Gamboa Fernández, manifestó su rechazo a las condiciones de los convenios propuestos por el Ayuntamiento, particularmente al hecho de dejar la concesión como garantía de la modernización de los vehículos y a la aplicación de la tarjeta de pre-pago, la cual, dicen, fomentaría la creación de un gran aparato burocrático.
Las autoridades municipales han minimizado esta oposición al considerar que se trata de un grupo pequeño que no representa ni el diez por ciento de los concesionarios. No obstante, éstos aseguran que son más de 300, es decir, arriba del 50 por ciento del total de transportistas. Otro grupo, denominado Trans-Siglo, surgido también durante la pasada Administración y encabezado por el empresario Roberto Cerna Aguilera, mantiene la postura desde su formación: sí a la modernización en los términos que la autoridad sugiera.
La postura del Ayuntamiento ante esta evidente división es la de acoger a quienes firmen los convenios y aplicar el reglamento a quienes se rehúsen.
Nuevamente la modernización está en riesgo. En manos de las autoridades y los concesionarios está el romper el círculo vicioso que se ha formado desde años atrás. El tiempo dirá si se logra. Mientras tanto, los torreonenses, usuarios o no, seguiremos padeciendo un transporte urbano colectivo de tercer mundo, con camiones viejos, sucios y contaminantes, choferes irrespetuosos de las normas cívicas y de vialidad y con bulevares y avenidas saturadas de unidades.
