EL SIGLO DE TORREÓN
Es urgente que el nuevo edificio sea terminado.
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- A más de 80 años de su existencia, el rastro municipal sigue operando casi en las mismas condiciones insalubres que en el inicio, siendo pocos los cambios que hay en el modo de operar. Sus trabajadores dicen que ?les urge? que terminen el otro rastro, el cual quedó en obra negra y cuyo reglamento no sirve de nada debido a que aún no está vigente.
?Estamos fuera de la Ley por todos lados, andamos un poco mal pero por ejemplo ya tenemos médico veterinario?, dice el administrador del rastro, quien curiosamente nunca ha tenido a la mano el título profesional del veterinario que revisa si el ganado está enfermo o no. ?Lo que pasa es que si a mí me dicen que es doctor, pues es doctor?, argumenta el administrador.
Pudiera ser que nunca ha insistido demasiado en este tema debido a que el joven veterinario es Edgar Omar Barbosa Muñiz, sobrino del alcalde y de quien el tesorero Eleazar García Sánchez, asegura que en efecto es médico.
Durante los últimos cuatro años que tiene como administrador del rastro municipal, Jesús Hernández Murillo, han ocurrido la mayoría de estos cambios que ?reconoce- son pocos. Por este motivo, Salubridad les puso una multa por 500 mil pesos.
Antes no había médico veterinario, el rastro no pagaba impuestos y según cuenta el propio adminis-trador, cuando él comenzó a trabajar le tocó ver a viarios trabajadores que se emborrachaban e incluso fumaban marihuana en las mismas instalaciones y mientras trabajaban.
Los camiones ahora son lavados con cloro, la Unión de Ganaderos hace dos visitas por semana, el rastro paga casi ocho mil pesos mensuales de impuestos en Tesorería municipal, los matanceros usan un cernedero y ya hay médico veterinario, sin embargo aún faltan muchísimos requerimientos por cumplir, sobre todo los que garanticen que el manejo de la carne es el adecuado para su consumo.
La inspección de la carne, la manera en la que se sacrifican los animales, el modo en el que se transporta, las medidas de higiene, además del equipo con el que cuentan los trabajadores del rastro y el ?pantano? de sangre y vísceras ?como lo llama el propio administrador- siguen siendo los mismos que hace años y que incumplen las normas de salubridad.
Actualmente ninguno de los diez trabajadores del rastro están afiliados a ninguna institución de salud como IMSS o ISSSTE. Trabajan a destajo, no usan guantes ni cubrebocas. Esto último porque Hernández Murillo asegura que no se puede porque ?sienten que se ahogan? porque no cuentan con una sala en forma ni refrigeración.
Diariamente son sacrificadas entre ocho y diez reses. Los matanceros siguen utilizando un cuchillo para matarlas y no una pistola de aire como en las salas modernas. Cada tercer día, la carne de uno estos animales no sirve debido a que estaba enfermo.
El método para darse cuenta de lo anterior es cuando los matanceros ven el pedazo de la carne que no sirve ?lo que aseguran es notorio-, lo tiran al ?pantano? de sangre y aprovechan la otra carne. Al preguntar a Hernández Murillo, cómo es que se aseguran que no se va entre la carne buena un pedazo de carne enferma, responde: ?Hay personas que tienen aquí cuarenta años trabajando y ya hasta parecen doctores, se dan cuenta nada más con verlo?. Los camiones en los que se transporta tampoco cuentan con refrigeración, sólo se ventila.
La terminación del nuevo rastro, que se ubica cerca del ejido Lequeitio tardará aún mucho tiempo, pues la pasada Administración no logró concluir la obra y por lo pronto no hay fecha y tampoco se sabe para cuándo podrían reanudarse los trabajos. ?Siempre los primeros meses se van en política?, justifica el administrador del rastro al Ayuntamiento.
Aunque se tiene contemplado ?según el administrador- que solamente haya entre cuatro o cinco empleados en el nuevo rastro (ubicado cerca de Lequeitio), los diez trabajadores del mismo (ubicado cerca de la DSPM) piden apresurar la terminación de las nuevas instalaciones.
?Nos urgen las instalaciones, no hemos presionado porque sabemos que el alcalde tiene poco?, dice el trabajador Rafael Orozco Jiménez, quien señala que uno de los principales riesgos que ellos corren es cuando introducen a los animales a la sala de matanza porque ?se ponen bravos?.
En el interior de la sala de matanza pueden verse las vísceras y las cabezas de las reses en el piso donde constantemente echan agua para que la sangre corra por un canal que la conduce hacia una laguna de sangre que está detrás de las instalaciones. Los trabajadores no usan guantes pero aún así dicen que no corren peligro. ?Si nos llegamos a cortar es por descuido o por andar jugando?, asegura Rafael.
Reglamento
Casi en su totalidad, las normas expuestas en el reglamento que estará vigente hasta que se construya la segunda etapa del nuevo rastro actualmente no se cumplen, por ejemplo:
*Artículo 41.- El médico veterinario oficial del rastro y el de la Secretaría de Salud del Estado, vigilarán que el sacrificio de los animales se realice en forma humanitaria.
*Artículo 60.- Es indispensable que el transporte de la carne del rastro a los establecimientos comerciales se efectúe en vehículos [...] que deberán contar con equipos de refrigeración y estar equipados con rieles y ganchos para el manejo de la carne.
*Artículo 64.- Todo el personal que labore en el rastro y visitantes está obligado a presentarse a su trabajo debidamente aseados y usar la vestimenta y el equipo necesario y adecuado para realizar sus labores.
*Toda persona que extraiga vísceras, subproductos cárnicos, útiles, enseres, herramientas u otros objetos, deberá de presentar la documentación de autorización respectiva en la caseta de vigilancia o de lo contrario será consignado a la autoridad.
FUENTE: Reglamento para el rastro municipal de Francisco I. Madero, Coahuila
