(Quinta parte)
El señor don Mario Ruanova Haller se hizo cargo de la administración de la Aduana Interior de Torreón, Coah., el 19 de noviembre de 1949, en sustitución de don Julián Terminel León, que fue cambiado a la Aduana Postal de la Ciudad de México.
Parece que don Mario nació en la Ciudad de México, D. F. y desde muy joven ingresó al ramo aduanal con una baja categoría. Pero era muy inquieto y deseoso de progresar por lo que ingresó a la Academia de Vistas de la Dirección de Aduanas hasta obtener su título respectivo. Los vistas son los encargados de clasificar las mercancías de importación o exportación para el cobro de los impuestos aduanales. Se preparan estudiando las leyes aduanales, las tarifas de importación y exportación, las circulares y demás documentos que los capacita para desempeñar su función. Ya como vista, sirvió en varias aduanas de la República Mexicana, tales como Ensenada, B. C., la de Nogales, la de Agua Prieta, Son., la de Ciudad Juárez, Chih., la de Tampico, Tamps. y otras más.
Por su capacidad, la Dirección General de Aduanas lo nombró administrador de la Aduana de Piedras Negras, Coah., luego pasó con el mismo cargo a la Aduana de H. Matamoros, Tamps., y posteriormente fue nombrado administrador de la Aduana de Torreón, donde desarrolló una gran actividad, logrando que en los años de 1950 y 1951, aumentaran las recaudaciones de la Aduana: el primero citado, fue de $15?093,072.85 y el siguiente fue de $15?815,735.46.
Pero lo más importante, fue que logró la construcción de un edificio especial para la Aduana. Veamos: desde el año de 1950 empezó a hacer gestiones ante la superioridad para buscar la forma de construir un edificio adecuado a las necesidades de la Aduana. Se entrevistó con su gran amigo el Lic. don Raúl López Sánchez, Gobernador del Estado de Coahuila, quien hizo suya la idea y se entrevistó con las autoridades federales, y especialmente con el señor Presidente de la República Lic. don Miguel Alemán Valdés, quien era su entrañable amigo desde la época de estudiantes. Una vez autorizado, se entrevistó con el señor Lic. don Ramón Beteta, secretario de Hacienda y Crédito Público, solicitándole un millón doscientos mil pesos para la construcción de edificio y cuya cantidad se iría pagando con las participaciones del dos y tres por ciento de las participaciones que por ley corresponderían a la ciudad para obras de Mejoras Materiales, a través de la Junta Federal de Mejoras Materiales, que por acuerdo de la Secretaría de Bienes Nacionales, manejaba honorariamente el propio administrador de aduanas. Se consiguió el préstamo. Se construyó el edificio y oportunamente se pagó totalmente. Se iniciaron las obras de construcción en marzo de 1951 y el 14 de noviembre del mismo año fue inaugurado el edificio.
El señor Ruanova terminó su comisión en Torreón el 15 de marzo de 1953 y enviado como Vista a la Aduana de Tijuana, B. C., cargo que ya no ejerció porque gestionó y obtuvo una patente de agente aduanal para Ensenada, B. C., la que manejó hasta su muerte, el 17 de enero de 1993. Sus hijos siguieron al frente de la agencia aduanal.