ZACATECAS Y SUS HOMBRES ILUSTRES
Don Rafael Coronel Arroyo, nació en la ciudad de Zacatecas el 24 de octubre de 1931, siendo hijo de don Pedro Coronel, que era músico, tocaba el clarinete y el violín. Su madre, norteña, alta y bella, tocaba la mandolina. Ambos, por las tardes, después de las comidas, tocaban piezas de moda, generalmente rancheras, del campo, cercanas al espíritu campirano, de la gente del pueblo, de ésas que llegan al corazón, llenas de amor.
Estudió en la Esmeralda, de la Ciudad de México, D. F. ?donde aprendió las texturas y las formas ?dice la revista Siempre de fecha 11 de julio de 1990- indispensable paso para alcanzar su propio estilo. En 1965, obtuvo el Premio Córdova, al mejor pintor joven latinoamericana, en la VIII Bienal de San Paulo, Brasil. Su obra se encuentra en el Museo (1990) de Arte Moderno en la Ciudad de México en el Museum of Fine Arts. De Houston la Far Gallery de Nueva York y en el Ponce Arte Museum de San Juan de Puerto Rico?.
?De colores contrastantes siempre en violenta oposición, sus acrílicos y óleos alcanzan fulgores de emotividad. Coronel se descubre asimismo y se revela a México ?advierte Luis Cardoza y Aragón-, aunque como hombre de talento que busca con intensidad, se afirma y se revela con obra varia y espontánea y así comprueba su capacidad y lo intrínseco del valor de su creación?. Colorido, riqueza inventiva y sobre todo sensibilidad expresiva, caracterizan sus retratos (Siempre Pág. 66).
En la revista Siempre, de fecha cuatro de julio de 1990 (que obra en el Tomo XIII de mi hemeroteca personal), en un reportaje de Cristina Pacheco, dice: ?¡Vivir para pintar, mis manos son mis alas! Pero no soy un pájaro. Tengo que reconocerme nada más como un hombre que vive para pintar. Mis sueños son más grandes que mis realidades. Así, debo conformarme con lo que pueda pintar según la velocidad y habilidades de mi mano...?.
?...Rafael Coronel dona a Zacatecas su tesoro extraordinario: seis mil máscaras desde el siglo XVI hasta el presente (XX). A las máscaras utilizadas por tribus primitivas se les conferían poderes mágicos. Usarlas representa para ellos encarnarse en otros seres humanos, animales o figuras diabólicas, que por virtud misteriosa, creían que podían convertirse en el ser que imitaban?.
?A ellas atribuían poderes supremos, se les invocaba para que les ayudara en sus guerras contra otras tribus, para propiciar la buena caza o la llegada de las lluvias. En algunas regiones del planeta hechiceros y brujos aún las usan para ahuyentar los malos espíritus y en épocas prehispánicas, en Mesoamérica las utilizan en danzas guerreras, religiosas o en ceremonias festivas.
?Durante 35 años formó una colección superior a seis mil máscaras, que fueron donadas al museo que lleva su nombre en la ciudad de Zacatecas, en el antiguo convento de San Francisco. Fue declarado Hijo Predilecto de Zacatecas por las autoridades estatales?.
Es un raro caso, que los dos hermanos, Pedro y Rafael Coronel Arroyo, tengan en su ciudad natal de Zacatecas, sus respectivos museos. El de Pedro, en el Convento de Santo Domingo y el de Rafael en el de San Francisco.
