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DILI, TIMOR ORIENTAL.- Un grupo de agresores incendió por lo menos seis edificios cerca del aeropuerto de la capital de Timor Oriental ayer domingo y los aterrorizados pobladores suplicaron una presencia policial permanente en sus vecindarios.
El primer ministro Mari Alkatiri anunció que el parlamento se reunirá hoy lunes para analizar los disturbios que han matado a por lo menos 30 personas desde el mes pasado, además de haber paralizado al Gobierno.
El parlamento ?analizará la situación de hoy, la situación actual en el país, y tomará decisiones?, expresó Alkatiri en rueda de prensa. ?Esta institución va a reanudar su trabajo?.
Australia, mientras tanto, instó a los países asiáticos y del Pacífico a que no permitan que Timor Oriental se convierta en un Estado fracasado y advirtió que podría pasar a ser un paraíso de terroristas y delincuentes.
?Está en nuestro interés ver que no tenemos estados fracasados en nuestra región?, manifestó el ministro de Defensa de Australia Brendan Nelson en una conferencia regional realizada en Singapur.
?No podemos permitirnos que Timor Oriental se convierta en uno de esos (Estados fracasados) y al hacerlo se convierta en un paraíso quizá para al crimen transnacional, para el terrorismo, y así los desastres humanitarios y la injusticia?, sostuvo.
Unos 120 policías paramilitares de Portugal arribaron para fortalecer las fuerzas internacionales.
La violencia ha menguado desde que llegaron los soldados extranjeros, hace más de una semana, con la meta de restaurar el orden en medio de enfrentamientos.
Los ataques más recientes, no obstante, dejaron al descubierto los límites de lo que pueden hacer los dos mil soldados de Australia, Nueva Zelanda y Malasia para frenar los disturbios.
Los soldados malayos derribaron puertas en busca de los sospechosos que habían intentado incendiar un edificio. Minutos después que la fuerza se fue, un grupo de atacantes incendió un conjunto de casas adyacentes. El fuego se propagó por los cables de electricidad y un árbol.
Los atacantes rompieron la puerta y las ventanas de una casa con piedras y porras, y un vehículo militar australiano paró a unos pocos metros. No se efectuaron arrestos.
Algunos jóvenes, con sus rostros cubiertos con ropas para ocultar su identidad, lanzaban piedras contra vehículos que pasaban.
Los soldados de paz han confiscado cientos de armas y han detenido temporalmente a los miembros de una pandilla cuyos ataques forzaron a decenas de miles de civiles a refugiarse en campamentos de Dili o fuera de la ciudad.
