Los cinco policías preventivos que fueron dados de baja, porque los descubrieron tomando bebidas embriagantes y haciendo sus necesidades fisiológicas en la vía pública, acudieron a la Presidencia Municipal a solicitar una audiencia con el alcalde, José Ángel Pérez Hernández, para pedirle que reconsidere su despido. Aunque reconocieron que incurrieron en una falta administrativa, los agentes consideran que les aplicaron una sanción excesiva, dicen que están dispuestos a aceptar una suspensión pero alegan que no cometieron ningún delito grave para ser despedidos.