FUNERAL | REALIZAN AYER EL VELORIO DEL EX DICTADOR VESTIDO CON SU UNIFORME DE GALA.
La última aparición de Augusto Pinochet en público fue el pasado 25 de noviembre, en su 91 aniversario.
EFE / EL PAÍS
SANTIAGO DE CHILE.- El cadáver del ex dictador chileno Augusto Pinochet, fallecido el domingo, fue velado ayer, vestido con su uniforme de gala del Ejército en la Escuela Militar, por familiares, militares y simpatizantes.
En la cubierta del féretro fue extendida una bandera de Chile y se colocó el sable de Pinochet, conforme a lo que el reglamento del Ejército chileno establece cuando fallece un comandante o ex comandante en jefe.
En silencio, simpatizantes y curiosos pasaron de forma lenta pero incesante ante la urna, bajo cuyo cristal se pudo observar el rostro del ex gobernante.
Su viuda, Lucía Hiriart, sus cinco hijos y los comandantes en jefe del Ejército, Óscar Izurieta, y de la Marina, Rodolfo Codina, así como el general director de Carabineros, José Bernales, destacaron entre los presentes.
El cardenal y arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, oró por la patria y pidió por la serenidad de las personas y bendijo la urna.
Al término del responso, los presentes aplaudieron y cantaron el himno nacional de Chile, incluida una estrofa que se entonaba en los actos oficiales durante la dictadura referida a ?vuestros nombres valientes soldados, que habéis sido de Chile el sostén...?. Esa estrofa fue suprimida tras la recuperación de la democracia, en 1990.
El centro de la capital chilena amaneció ayer con numerosos escaparates rotos y restos de barricadas incendiadas después de los violentos disturbios que se produjeron desde la tarde del domingo y hasta la mañana de ayer durante las celebraciones por la muerte de Pinochet. Los enfrentamientos entre manifestantes descontrolados y fuerzas de carabineros se saldaron con un total de 43 agentes heridos -uno de ellos de gravedad por fractura cráneo-encefálica- casi un centenar de detenidos y decenas de negocios destrozados o saqueados.
AMADO POR UNOS, ODIADO POR OTROS
?No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista?, dice el dicho popular, el mismo que a boca de jarro o para sus adentros repitieron millones de chilenos, pertenecientes a esa mitad inquebrantable que pasó a odiar a Augusto Pinochet desde el 11 de septiembre de 1973, el día que la historia de Chile se partió en dos para siempre.
El ex dictador chileno murió el domingo a los 91 años en el Hospital Militar de Santiago, rodeado de sus familiares, luego de sufrir una descompensación que los médicos no lograron revertir.
Tenía pendientes en su contra tres juicios por violaciones a los derechos humanos durante su dictadura (1973-1990), tras el golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, y cuatro por corrupción. Pero murió sin haber sido condenado.
Hoy lo llora su familia y su cada vez más reducido grupo de acólitos; lo homenajea un alto porcentaje de compatriotas para el que Augusto César Pinochet Ugarte fue ?un prócer?, ?el hombre que liberó al país del yugo comunista?, ?el modernizador de Chile?, ?el padre del Milagro chileno?, aunque se haya ganado un lugar de privilegio en la historia como ?uno de los más sanguinarios dictadores?.
EL DÍA QUE QUEBRÓ LA HISTORIA
El general Carlos Prats en 1973, forzado por la presión militar y por la coyuntura política, se vio obligado a renunciar al Ministerio de Defensa y a la Jefatura del Ejército. Entonces recomendó a Pinochet ante Salvador Allende. Prats estaba destinado a ser el candidato a la Presidencia en las elecciones de 1974 por la Unidad Popular (UP), pero el golpe ya estaba en marcha no sólo en los cuarteles sino en la misma casa de Pinochet.
Su viejo compañero en el colegio de los Padres Franceses, el almirante Antonio Toribio Merino, lo convocó a una reunión con el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigth, para que se sumara al golpe. ?Pinochet no habló?, recordaba Leigth. Se limitó a consultar a todos los jefes de unidades militares y recién el nueve de septiembre, dos días antes del final del Gobierno de Allende, se subió al tren golpista. Lo hizo con tanto ímpetu que se auto-designó el jefe de la asonada y ?jefe supremo? un año más tarde.
?¿Dónde está el pobre Augusto??, preguntaba Allende cuando las bombas convertían en añicos los muros de La Moneda. Estaba dando una orden por radio a sus subordinados: ?Ése (el presidente) se va en un avión pero el avión se cae?. Pasaron dos décadas para que la historia pudiera descifrar que aquella voz cuartelera que reclamaba que la sangre del presidente era la suya pertenecía al general Augusto Pinochet.
Sentó su régimen sobre un trípode compuesto por las Fuerzas Armadas, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y la Escuela de Chicago. La represión, el estado de sitio hasta 1988, las torturas y desapariciones fueron tan constantes como los ajustes económicos y privatizaciones de empresas públicas. Ya por entonces, millones de chilenos se esperanzaban con eso de que no podía durar 100 años, aunque estuvo a punto. Cumplió los 91 rodeado de los suyos y de un grupo de fanáticos a quienes saludó desde la ventana de la casa que tuvo como prisión en sus últimos años.
Pinochet terminó por darle gusto a esa mayoría chilena que no sólo tuvo que aguardar años para que dejara de regir sus vidas sino que esperaba este desenlace desde hace mucho tiempo: el dictador, finalmente, no logró vivir 100 años.
Periodo difícil para Chile: EU
La Casa Blanca afirmó que el Gobierno de Pinochet fue un ?periodo difícil? para Chile y agregó que EU ?está con las víctimas de su régimen?.
En un breve comentario al óbito de Pinochet, un portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, difundió un comunicado en el que EU encomia el establecimiento de una nueva sociedad en Chile tras el periodo dictatorial del ex presidente de facto (1973-1990).
?La dictadura de Augusto Pinochet en Chile representó uno de los más difíciles periodos en la historia de esa nación?, precisó Fratto.
Agregó que ?nuestros pensamientos están hoy con las víctimas de su régimen y sus familias?, e indicó que los Estados Unidos ?elogia al pueblo chileno por construir una sociedad basada en la libertad, la Ley y el respeto a los derechos humanos?.