Los restos del naufragio de Elba Ester Gordillo en la Cámara de Diputados, es decir los legisladores que permanecieron a su lado después de que fue destituida de la coordinación priista en San Lázaro, en diciembre de 2003, unieron sus votos y sus actitudes a los del Partido Acción Nacional, y constituyeron el breve fenómeno parlamentario conocido como fracción elbiazul. En septiembre próximo, al iniciarse la LX Legislatura revivirá, en una modalidad diferente un agrupamiento de igual nombre y semejante origen.
Lo sabemos desde ahora por qué Acción nacional incluyó en la lista de sus candidatos a diputados de representación proporcional a ex priistas que tienen como signo de identificación su cercanía con la lideresa magisterial o al menos su común distanciamiento y aun antagonismo con Roberto Madrazo. Cuando conozcamos, después del dos de julio, la suerte del partido creado por la dirigente nacida en Chiapas, Nueva Alianza, sabremos qué tantos otros diputados (los que esa organización logre llevar a la Cámara, si es el caso) se incorporarán a la fracción mencionada, pues el Panal incluyó a varios dirigentes magisteriales en sus candidaturas, y el grupo que llegare a formar actuará de consuno con los panistas.
El más sobresaliente de los priistas que llegará a San Lázaro por la senda panista es Diódoro Carrasco, pues fue secretario de Gobernación durante el último año y medio de la Administración de Zedillo, cargo a que arribó después de ser gobernador de Oaxaca. La postulación panista le dará ocasión de cubrir, por así decirlo, un faltante en su trayectoria, pues su única incursión en el ámbito legislativo lo condujo al Senado.
A pesar que al concluir su sexenio oaxaqueño ascendió al Gabinete federal, su estrella política se opacó porque fue escogido para reemplazarlo José Murat, su inquinoso adversario político que lo hostigó sistemáticamente, de modo especial como es obvio a partir del primero de diciembre de 2000, en que Carrasco salió de Bucareli. El asedio muratista a su antecesor incluyó a miembros de su equipo, el más relevante de los cuales, Gabino Cué se anticipó a la decisión de su jefe de abandonar el PRI. Se hizo miembro de Convergencia, fue elegido alcalde de la capital, aspiró a la gubernatura (que disputó a Ulises Ruiz, si cabe más agresivo que Murat) y ahora será senador postulado por la coalición Por el bien de todos.
Esos andares de Cué fueron atribuidos por la línea dura oaxaqueña a Carrasco, que por ello resultó puesto en la misma canasta que Elba Ester Gordillo y contra ambos embistió la camarilla de Ruiz, que los declaró non gratos y fuera del partido en esa entidad.
Antes de renunciar al PRI y aceptar la candidatura panista (número siete en la tercera circunscripción) Carrasco fue mencionado en un grupo de ex miembros del Gabinete zedillista a quienes cortejaba el Pan. Felipe Calderón los había invitado en marzo a formar parte de órganos de consulta de su campaña. Se incluyó en ese elenco a dos ex secretarios de Energía, Luis Téllez y Jesús Reyes Heroles, al que lo fue de Comunicaciones y Transportes Carlos Ruiz Sacristán y al propio Carrasco, único, o primero en dar el paso que lo volverá panista.
Reyes Heroles ha dicho que está a “la orilla del PRI”. En un artículo con ese título, escribió hace diez días que conoce “a Felipe Calderón desde hace años. He conversado y debatido con él sobre política y políticas públicas, él desde la perspectiva del PAN, yo desde la de un priista en la orilla. He encontrado valiosa esa interlocución y ejerceré mi derecho de continuarla en esos términos” (El Universal, 21 de abril).
(Muchos son los motivos que han llevado a Reyes Heroles al lindero donde se ubica. Entre ellos cuenta su opinión de que el programa de acción y la plataforma priista han “ido perdiendo actualidad, precisión y fuerza reformadora”. Pero sobre todo se muestra decepcionado porque no se acertó a enfrentar el predominio de Madrazo. Si bien se refirió al Tucom como “un grupo plural y experimentado”, y quizá “por una excesiva esperanza” en su desempeño “cuando afloraron los escándalos de corrupción en relación con Arturo Montiel, no escribí sobre la frustración de muchos por la ingenuidad de los que condujeron dicho proceso, al permitir la participación de un político tan vulnerable como Montiel, que echó por la borda el esfuerzo de muchos por encontrar una candidatura alternativa a la de Roberto Madrazo Pintado”).
También aceptó ser candidato del PAN el reciente ex director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Benjamín González Roaro. Hace ya tiempo que Gordillo le ha confiado importantes misiones, como la de ser en el sexenio pasado subsecretario de servicios educativos para el Distrito Federal. Antes ocupó otras posiciones clave en la esfera de acción de la lideresa: fue el primer director del Fondo de vivienda del sindicato magisterial, y el primer secretario del comité nacional de acción política del SNTE, el espacio que sirvió a ese gremio para abandonar el monolitismo partidista sin perder eficacia política.
Su permanencia durante casi seis años en el organismo de seguridad social de los empleados públicos le permitió generar relaciones que serán valiosas en la etapa de proselitismo que ahora comienza.
También será diputada panista la senadora saliente Addy Joaquín Coldwell, a quien Acción Nacional (aliado a Convergencia) hizo candidata al Gobierno de Quintana Roo, el año pasado.