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Plaza pública| Oaxaca: callejón sin salida

Miguel Ángel Granados Chapa

Prevista para hoy, la quinta reunión de diálogo y negociación sobre Oaxaca se aplazó para el jueves: los dirigentes magisteriales no concluyeron la consulta con los 70 mil afiliados a la sección 22 del SNTE, sobre un borrador de acuerdos con el Gobierno Federal. Pero es probable que pasado mañana su posición sea la misma sostenida desde que se integró la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca: nada se pacta si no incluye la destitución del gobernador Ulises Ruiz.

Después de cien días de conflicto, que cada día empeoraba, al fin el 29 de agosto la Secretaría de Gobernación se hizo presente en una situación que nunca tuvo sólo alcances locales, como pretendió el Gobierno Federal, ya que surgió de una demanda salarial que compete a las secretarías de Educación Pública y de Hacienda. Gracias a la mediación del Consejo de representantes ciudadanos, encabezado por el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, don Samuel Ruiz, han podido sentarse a la mesa representantes de las dos agrupaciones alzadas contra el Gobierno local y el secretario Carlos Abascal.

Si bien se han barruntado soluciones a la demanda inicial del magisterio respecto de su mejora salarial, y a problemas aledaños surgidos de la movilización que comenzó el 22 de mayo y se recrudeció el 14 de junio siguiente (como la suerte jurídica de varios detenidos y la de quienes están sujetos a órdenes de aprehensión), el escollo hasta ahora inamovible es la determinación del gobernador Ruiz de permanecer en su cargo. Cuenta en su favor con apoyos considerables. Consiguió que sus compañeros de partido, reunidos en la Conferencia Nacional de Gobernadores el domingo y el lunes, le acordaron apoyo explícito. Tiene de su lado, igualmente, a las bancadas del PAN y del PRI, que están en situación de tomar las decisiones en el Senado, ante el cual se han elevado peticiones ciudadanas para que, conforme lo dispone la Constitución, se declare que han desaparecido los poderes en Oaxaca y que es debido nombrar un gobernador provisional.

Pero el gobernador enfrenta la máxima oposición posible, expresada en una situación rayana en la ingobernabilidad, si no es que francamente caída ya en ella, y que ha cobrado la vida de varias personas. El propio gobernador, y los otros poderes, andan a salto de mata, tomadas sus oficinas por sus antagonistas. Varias semanas después de que empezó en toda la República, en esa entidad no ha comenzado el ciclo escolar 2006-2007, después de que el anterior fue concluido con demora y a las volandas, con grave lesión para los educandos. Se ha desquiciado la actividad económica no sólo en la capital, aunque allí se concentra el daño mayor, sino también en muchos otros municipios, debido al estrangulamiento de carreteras que trastrueca los servicios de transporte. Al menos cinco restaurantes y nueve hoteles han cerrado sus puertas, y el resto de los establecimientos dedicados al turismo padecen una bajísima ocupación que, en círculo perverso, ha orillado a la cancelación de vuelos y corridas terrestres. Por eso las agrupaciones empresariales realizaron un paro de labores el 29 de agosto y anuncian una huelga fiscal.

No hay vigilancia policiaca. Al contrario piquetes de cuerpos de seguridad han realizado ataques contra los manifestantes, que los han impelido a tomar en sus manos el resguardo del orden, mediante barricadas que por las noches impiden con fuego el paso de las patrullas agresoras. Desde 2004 se mantiene un ataque permanente contra el diario Noticias, cuyas instalaciones han sido tomadas por agentes gubernamentales, como también lo fueron emisoras de radio y televisión públicas y privadas, éstas a manos de la oposición al gobernador.

Ruiz llegó al Gobierno en diciembre de 2004 en condiciones precarias. Apenas ganó a su adversario Gabino Cue por 522 mil 797 votos contra 488 mil 002, pues la agresividad de la campaña oficialista no alcanzó a sofocar la inconformidad suscitada por el anterior Ejecutivo local, José Murat, flamante diputado de nuevo, como lo fue hace más de 30 años por primera vez. La precariedad del apoyo electoral a Ruiz se puso en evidencia en julio pasado, por una doble vía. Su amiguísimo y protector Roberto Madrazo perdió en esa entidad (como en muchas de toda la República) frente a López Obrador. Y debido al impulso de esta candidatura, Gabino Cue resultó senador con más votos de los que la imposición le permitió alcanzar antes.

Sin éxito, Cue solicitó el jueves en el Senado la integración de una comisión especial que verifique en Oaxaca la ingobernabilidad que se extiende cada día. Ni siquiera ese mínimo logro es posible en una Cámara predispuesta a favor de Ruiz. Hace un mes la desfalleciente comisión de gobernación de la anterior legislatura senatorial emitió un dictamen, con las firmas de panistas y priistas, que rechaza la declaración de que han desaparecido los poderes.

Esa posición, por ratificarse ahora, ignora la realidad. Los poderes locales se han diluido efectivamente. Sus sedes están sustraídas a su destino formal. Los funcionarios de alto y bajo nivel son echados de sus oficinas, con riesgo de sus vidas. Tras el asalto violento al palacio legislativo, los diputados parecen jugar ?al congresito?. Se reúnen en los domicilios -alguno fastuoso- de sus miembros y legislan sobre las rodillas, mientras beben café y comen galletitas, como hacen los visitantes a una casa particular.

Sólo tras la renuncia de Ruiz puede comenzar a restaurarse la gobernanza oaxaqueña.

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