México, (Notimex).- El saqueo perpetrado en diciembre pasado en el barrio de San Sebastián Xollapan, en Teotihuacán, pudo haber afectado la única evidencia existente hasta el momento de un entierro perteneciente a los gobernantes de la llamada "Ciudad de los Dioses", estimó la doctora Linda Manzanilla.
En entrevista con Notimex, la responsable de los trabajos de excavación en la zona, dijo que "la mayor preocupación" es que los saqueadores hayan sustraido del área de exploración una máscara funeraria, los collares de jade o "algún tocado vistoso" que hubieran pertenecido a uno de los "jefes de barrio" de Teotihuacán.
Manzanilla, quien ha trabajado en ese lugar desde 1997, indicó además que el área en estudio (localizada a menos de un kilómetro de la ciudadela) fue "abierta, sin avisarnos" por Armando Vega, jefe de seguridad de la zona y Alejandro Sarabia, arqueológo encargado para permitir a los habitantes de la comunidad que lanzaran cohetes desde ahí.
En general, afirmó, "no sabemos qué es lo que pudieran portar los jefes de barrio, (pues sus ornamentos) han sido sustraidos por los saqueadores antes de que los arqueológos lleguemos, nunca se ha encontrado una máscara funeraria asociada a su entierro porque los saqueadores llegan antes y por lo tanto están en colecciones privadas".
De no haberse tratado de ornamentos atractivos, explicó la arqueóloga, los elementos robados "pudieron haber sido algo que nos indicara sí era el jefe, pueden ser cosas como pectorales o decoraciones en el tocado, los cuales fueron sacados" y que podrían acabar con el contexto original relativo al entierro de personajes teotihuacanos importantes.
El proyecto en el que Manzanilla trabaja y que se titula "Teotihuacan, élite y gobierno", trata de averiguar cómo era gobernada esta ciudad, de la cual afirmó la especialista, "no se tiene la menor idea, pues nunca se ha encontrado la tumba de un gobernante y no sabemos cuántos hubo o cómo estaba organizada".
A nivel de barrio, con los entierros de Tepaxcalco, los especialistas fundamentaron la teoría de que el hallazgo correspondía a las fosas mortuorias de los jefes del lugar, pues ahí mismo localizaron alrededor de 25 vasijas que contenían, cada una, el cráneo de un individuo sacrificado.
Las vasijas que actualmente se encuentran en estudio en la UNAM y que al parecer no fueron blanco de los saqueadores, dijo la especialista, corresponden a "un ritual de gran magnitud que habla de algo muy particular, lo que nos hizo sospechar que ese ritual estaba acompañando de algún entierro o varios, muy importantes".
Respecto a la denuncia por saqueo presentada en diciembre por Manzanilla, comentó que después de terminar la temporada de excavación, el 15 de diciembre de 2004, el área fue tapada con lonas y tierra cernida, al regresar el 3 de octubre de 2005 y luego de recrear el área se dieron cuenta que la zona estaba alterada.
No fue sino en diciembre, después de encontrar diversas huellas de intervención, (vasos de unicel, restos de cohetes y decoraciones de papel que se utilizan en la comunidad) como los especialistas concluyeron que se trataba de saqueo.
Al parecer, explicó Manzanilla, "el 20 de enero de 2005, sin avisarnos, el jefe de seguridad de la zona arqueológica y el arqueólogo encargado, abrieron nuestro predio, es decir rompieron el candado porque se acercaba la fiesta del pueblo y permitirle a los de la comunidad que lanzaran sus cohetes desde ahí".
Estos permisos, de acuerdo con la doctora, pudieron haberse repetido en marzo y septiembre, lo cual, afirmó, "me parece un anomalía porque yo en general me coordino con la gente de la comunidad y pongo a alguien de mi grupo a cuidar, pero este año ellos abrieron sin avisar".
Al llegar a cumplir la temporada de excavación de este año, los arqueólogos descubrieron que "en el centro del área que habiamos excavado (donde estaban los cráneos con vasijas) había una fosa de saqueo, cuando seguimos excavando nos dimos cuenta de que esa fosa estaba exactamente encima de uno de los entierros importantes, lo cual no puede ser casual".
A mediados de diciembre, abundó, "ya teníamos el cuadro completo de que había uno de los entierros más importantes abajo y nos ampliamos en la excavación cuatro metros hacia el sur, encontramos otra de las fosas con saqueo, supimos que no era nada casual, sino que había sido algo concertado y que tuvo que haber sido gente que vio donde estaba".
El estudio del predio de Xolalpan se remonta al año de 1884, cuando Leopoldo Batres hizo una excavación en el lugar, que en aquel entonces era la casa de un alfarero de apellido Barrios, quien tenía un mural teotihuacano en su cocina y que Batres fue a estudiar junto con la exploración de unos cuartos construidos en su terreno.
Más tarde, en la década de los sesenta, el arqueológo René Millón realizó un pozo de sondeo para observar la cronología de la zona arqueologica y no fue sino hasta 1997 cuando Manzanilla recobró los estudios.
Actualmente, el saqueo de Xolalpan, dijo la especialista, está siendo investigado por elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), aunque hasta el momento no se ha citado a la arqueóloga a comparecer.
