Querida Secretaria:
Aunque trates de evitarlo, nunca podrás escaparte de recibir algún consejo de otros. Para muchas personas el dar consejos es su pasatiempo favorito. Otras sin embargo, son más cautas en esta área... ofrecen consejos únicamente cuando se ven obligadas a hacerlo o piensan, con sinceridad, que van a beneficiar a la persona. En cualquier caso, los consejos se dan sin costo alguno.
Directa o indirectamente y no importa que lo solicites o no, ten la seguridad de que alguien va a tener algo qué decir de tus problemas ya sean personales o relacionados con tu trabajo.
Lo que tú haces con el consejo es de mucha importancia. Con esta idea en mente, aquí están algunas sugerencias que debes considerar en el caso de recibir consejos:
*Escucha tu propia ?voz de la razón?. No lo sigas si tu emoción le gana a tu razón.
*Piensa en el consejo como una de tantas alternativas. En otras palabras, considéralo no como algo totalmente aceptado o rechazado, sino simplemente como una posible base para decidir una acción que se avenga a tus necesidades personales.
*No aceptes un consejo de alguien que no está en posición de comprender el problema. Por ejemplo, una persona soltera jugando el papel de consejera matrimonial, no puede necesariamente ser la persona indicada para dar consejos en conflictos de pareja. Aunque pudiera ser más objetiva que alguien que esté casada.
*Asegúrate de las intenciones que tiene quien te aconseja. Por ejemplo: ?¿por qué no los demandas??. Es casi seguro que el que te sugiere esa idea tiene algo que ganar de esta acción.
*No dejes que un falso orgullo intervenga. Es muy fácil reaccionar con resentimiento a un consejo. Con frecuencia esta reacción es señal de que algo anda mal en ti. El mertiolate, después de todo, produce ardor en la herida.
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