Se dice que gobiernos como el presidido en Francia por Francois Mitterrrand, en España por Felipe González y actualmente José Luis Rodríguez Zapatero y en el Reino Unido por Tony Blair, todos ellos surgidos de partidos socialistas o socialdemócratas, desarrollaron en el poder políticas económicas incongruentes respecto del discurso ideológico, histórico de sus propios partidos y de las campañas electorales desplegadas previamente a sus respectivos triunfos en las urnas.
Efectivamente todas las propuestas de expropiación y estatización de importantes rubros de la actividad económica que hicieran dichos personajes durante sus campañas, no sólo no fueron llevadas a la práctica una vez llegaran al poder, sino que inclusive acabaron privatizando empresas y actividades que paradójicamente habían sido expropiadas en tiempos de supuestos gobiernos liberales o conservadores e incluso por dictaduras de derecha.
Sin embargo un ámbito en el que no hubo ningún tipo de concesiones por parte de estos gobiernos socialistas o socialdemócratas ha sido el referente a la incidencia de posiciones de transformación de pautas de pensamiento y liberalización de costumbres a través del influjo realizado principalmente por medios de comunicación social en los que el Gobierno tiene una intervención determinante, por ejemplo los canales oficiales de televisión, radio, productoras cinematográficas y prensa diaria y también a través de las iniciativas legislativas planteadas para legalizar y legitimar cada vez con mayor facilidad acciones contrarias a la institución matrimonial, el derecho a la vida, el derecho a la educación y la moral pública.
Con ello las legalizaciones y liberalizaciones del adulterio, la apertura de causales de divorcio, la absoluta despenalización del aborto por la vía legislativa o la judicial, el financiamiento de dichos abortos por parte del sistema gubernamental de salud, la difusión multimillonaria de condones y la proliferación de la propaganda gubernamental para su uso, utilizando recursos del erario público, y la secuencia para la legalización de las uniones homosexuales, la eutanasia y la manipulación genética, son algunos de los muchos aportes de esa tendencia social perfectamente urdida y llevada a cabo por los gobiernos socialista y socialdemócrata al tiempo que desarrollaban políticas económicas capitalistas y neoliberales.
Pareciera que estratégicamente se hubiera dado una especie de acción pantalla en el terreno económico, ganándose esos gobiernos socialistoides el favor de la gran empresa al otorgarles facilidades no conseguibles en gobiernos liberales y conservadores, para con la mano izquierda llevar a cabo una hábil campaña de transformación del “sentido común del pueblo”, según frase de Antonio Gramsci, ideólogo marxista italiano al que se consideró en su momento padre del Eurocomunismo, cuyo énfasis estaba puesto más que en el apoderamiento de los medios de producción de bienes y servicios, en la cooptación y control de los medios de difusión cultural en un país.
Es tan sutil esta estrategia de transformación de los parámetros sociales, educativos y culturales de un pueblo que una vez que se dan transiciones a gobiernos de centro-derecha, ya no se ha podido retrotraer esa tendencia de socialización de la cultura y la sociedad.
