EFE
WASHINGTON, EU.- La actual temporada de huracanes será menos intensa que lo previsto en mayo y tendrá un promedio de doce a quince tormentas tropicales y entre siete y nueve ciclones, de los que tres ?podrían ser de gran potencia?, afirmó ayer el Gobierno de Estados Unidos.
Expertos de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) -un organismo dependiente del Departamento de Comercio- advirtieron, sin embargo, que ?en ningún momento se debe bajar la guardia? y que ?hay que estar alerta todo el tiempo a nivel local, estatal y federal?.
Más aún cuando se acerca el llamado ?pico de la temporada?, a mediados de agosto, periodo en el que se registra una mayor actividad de tormentas y huracanes en la cuenca atlántica.
El vicealmirante Conrad Lautenbacher, administrador de la NOAA, alertó en una rueda de prensa en Washington que el inicio relativamente tranquilo de este año no es un indicativo de que el resto de la temporada tendrá un comportamiento similar.
Las predicciones de esta agencia para la temporada que comenzó el primero de junio y terminará el 30 de noviembre son tres huracanes de categoría mayor, muchos menos que la cifra récord de siete de 2005.
Además, se esperan de doce a quince tormentas tropicales, de las que entre siete y nueve podrían convertirse en huracanes, incluidos los tres de gran categoría.
Por huracanes de gran intensidad se entiende los que alcanzan las categorías tres, cuatro y cinco definidas en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de cinco.
Tanto Lautenbacher, como el director de la Administración Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) David Paulison, y Gerry Bell, jefe de Meteorología para la temporada de huracanes de NOAA, coincidieron en que los pronósticos ?son alentadores, muy por debajo de las predicciones publicadas en mayo pasado?, pero siguen siendo ?por encima del promedio de once tormentas con nombre y seis huracanes?.
En mayo pasado, NOAA había predicho entre trece y 16 tormentas tropicales, de las que entre ocho y diez se convertirían en huracanes. De éstos, entre cuatro y seis serían ciclones de gran envergadura.
Gerry Bell ilustró sobre que la baja intensidad de la temporada de tormentas, pueda deberse a grandes variaciones registradas este año en las condiciones climatológicas que la última década tuvieron un impacto favorable a la formación de huracanes.
Para Bell, las condiciones favorables a la formación de huracanes durante junio y julio de 2005 fueron impulsadas por el fenómeno meteorológico ?La Niña? que creó condiciones cálidas en el Pacífico central ecuatorial.
Este año no ha ocurrido este fenómeno. A ello se suma una corriente de vientos fríos desde África hacia el Caribe y el Atlántico, dijo Bell.
?En 2006, las condiciones del clima reflejan una actividad de huracanes normal, típica, con un período punta que se prevé entre agosto y septiembre próximos?, señaló.