EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Perfecto, sin duda. De una calidad técnica incuestionable y reconocida en todo el mundo... sin embargo, la concentración no es el punto fuerte del maestro Jorge Federico Osorio, quien se presentó el miércoles como parte del Festival Internacional de Piano Isauro Martínez.
El programa fue exquisito, pues toda la noche el pianista interpretó los preludios de Claude Debussy con admirable virtuosismo sobre el escenario del Teatro Isauro Martínez.
Antes de dar la tercera llamada, Jorge Gallegos dio una breve introducción y la traducción de los títulos de las obras, con la finalidad de acercar al espectador a la obra de Debussy.
Minutos después, el maestro Osorio entró al escenario tomó su lugar y cualquiera hubiera pensado que gracias a su experiencia tendría la capacidad -al igual que anteriores invitados del Festival- de centrarse en su instrumento y contagiar su energía al público asistente, pero no fue así, pues apenas había tocado tres preludios cuando comenzó a incomodarse visiblemente por mil detalles: que si alguien tosía, que si le tomaban fotos sin flash, que si los asistentes cambiaban de página para seguir su programa, en fin...
Probablemente el haber pisado los mejores escenarios de todo el mundo le ha sensibilizado demasiado los reflejos, el hecho es que el indiscutible talento del invitado se vio un poco menguado por la tensión que generó en el auditorio.
Pese a todo, la música se manifestó por sobre cualquier cosa y el pianista interpretó magistralmente cada una de las obras que en la primera parte fueron los 12 Preludios del Libro 1, destacándose por su sonoridad La Serenade Interrompue, Des Pas Sur la Neige y Minstrels, pieza con la que cerró la primera parte ante el gran aplauso del público.
Después del intermedio, el artista se dedicó a tocar los 12 Preludios del Libro 2, comenzando con Brouillards, uno de los preludios más bellos de este libro; siguió con Feuilles Mortes, La Puerta del Vino, Les Fées Sont Déxquisites Danseuses, Bruyéres, General Lavine. Excentric, y por fin llegó a una de las obras más emotivas de la noche titulada Ondine, misma que resultó uno de los momentos más estéticos, que finalmente cerró con la esperada pieza Feux D?Artifice, que en francés significa Fuegos Artificiales.
El maestro agradeció al público que lo despidió con una gran ovación, por haber propiciado una noche en compañía de un compositor de una depurada calidad estética (Debussy) y un intérprete de magnífico dominio técnico (Osorio).