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BOGOTÁ, COLOMBIA.- Los agüeros (pronósticos), champaña y la comida están listos en los hogares colombianos para celebrar el cambio de año, con la idea de tener un 2007 lleno de prosperidad y buenas noticias para la familia y el país.
Los racimos de 12 uvas, para pedir igual número de deseos, compartirán la mesa con el pavo relleno, el pernil de cerdo, los tamales o el ajiaco (sopa tradicional del centro del país) en la mesa de San Silvestre.
La tradición colombiana está relacionada con la alegría que se refleja en las fiestas de medianoche, el licor y toda clase de agüeros utilizados para llamar la prosperidad, la fortuna y la felicidad en el año que llega.
?Yo uso ropa interior de color amarillo la noche del 31 y de color rojo el primero de enero para proyectar la energía y consolidarla el año que llega?, dijo Claudia Cortés, una ama de casa de 45 años de edad.
Por su parte, Julia Delgado indicó que acostumbra tener espigas de trigo, lentejas, arvejas y otros granos en la alacena para que no falte la comida el año siguiente.
?A las 12 de la noche tengo billetes en mi mano izquierda para que el año 2007 sea lleno de prosperidad y no me falten los recursos?, dijo, por su parte, Andrés Silva, un empleado de una empresa de transporte.
Dentro de esas costumbres en el cambio de año también es tradicional que la gente use dos maletas vacías y corran dando la vuelta alrededor de la manzana donde viven para que el año siguiente puedan hacer viajes.
Otras personas beben champaña a la media noche, pero antes meten en el interior de su copa un objeto de oro con la esperanza de tener fortuna y dinero en el año que comienza.
Pero además de las cábalas, los pronósticos y las costumbres de pedir fortuna, los colombianos también tratan de preparar sus mejores viandas para recibir el año en medio de la abundancia y el amor de la familia.
?Este año haremos un plato frío, con papas, pollo relleno, cerdo relleno y una buena ensalada. También beberemos vino y otros licores?, aseguró Marta García, administradora de un conjunto residencial.
A las bebidas, comidas y costumbres los colombianos le suman el sentimiento, que comienza desde que se pone el sol el 31 de diciembre y va aumentando a medida en que se acerca la media noche.
?A las 11:55 suena una canción tradicional que se llama ?Faltan cinco pa? las 12? y a mucha gente se le humedecen los ojos porque se llenan de nostalgia?, dijo Mario Malagón.
?Las campanas de la iglesia están sonando anunciando que el año viejo se va. La alegría del año nuevo viene ya, los abrazos se confunden sin cesar?, reza la canción del compositor Oswaldo Oropeza y que hizo famosa el cantante venezolano Néstor Zavarce.
Y en esos cinco minutos finales el corazón se arruga, el rostro se llena de nerviosismo y el alma se atribula hasta el estallido final que se da a las 12 en punto.
Allí, mientras se grita Feliz Año, las lágrimas ya ruedan sin pudor por las mejillas y los deseos de la gente por tener un año nuevo próspero y un país en paz retumban en los hogares de los colombianos como un signo de esperanza.
