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Presidente de transición

Salvador Camarena

Felipe Calderón tiene hoy la oportunidad que Vicente Fox no supo aprovechar. El guanajuatense no quiso establecer los andamios para la construcción de una renovada convivencia entre los mexicanos. Si quiere trascender, el presidente que hoy viernes inicia su mandato deberá dar esa larga batalla.

En su discurso electoral el nuevo presidente ofreció construir un nuevo México, un ?México ganador?, que según su visión deberá identificarse plenamente con la actitud sin complejos de la campeona Selección Juvenil Sub 17, antes que con la caricatura de país que dormita bajo un sombrero.

El problema es que, entre otros factores, la Selección de Futbol Sub 17 supo ganar porque, debido precisamente a su juventud, nació en un país distinto al de toda una clase política, que padece traumas y lógicas propias de un paradigma priista de entender a México, por coincidencia o por oposición.

Hay que recordar y reconocer que Felipe Calderón es un político a la vieja usanza. Está cumpliendo 25 años en la política, prácticamente toda su vida adulta. En ese cuarto de siglo aprendió, sobre todo, a combatir a un sistema corrupto, opresor, simulador, chantajista, aplastante y asesino. El nuevo presidente, su padre, sus hermanos e incluso su esposa, han participado en la ?brega de eternidad? que llevó a la derrota del tricolor en 2000.

Pero junto a ese nada desdeñable mérito democrático, Felipe Calderón es al mismo tiempo producto del sistema al que combatió. Desde los noventa, por ejemplo, eligió el camino del gradualismo. Cada reforma que Calderón ha apoyado ha sido para ganar un poco de terreno democrático, avances que, sin embargo, muchas veces dejan sin tocar los privilegios de aquellos que no quieren ver afectados sus intereses.

En uno de sus últimos actos de Gobierno, Vicente Fox le puso a la presa de El Cajón, en Nayarit, el nombre de Leonardo Rodríguez Alcaine, extinto líder sindical charro mejor conocido como ?La Güera?. Se trató de un acto de cándida honestidad por parte del ex mandatario, cuyo significado pudiera leerse como ?mi Presidencia fue de relumbrón, de ?megaobras? y en ella fueron más que bienvenidos aquellos a quienes supuestamente íbamos a desterrar?.

Vicente Fox, el candidato, prometió quitar del camino de la productividad el obstáculo del sindicalismo corrupto, represor brazo corporativo del priismo. Vicente Fox presidente nombró en cambio a un secretario del Trabajo, Carlos Abascal, que homenajeó sin pudor a esos líderes charros. Así que el ejemplo de lo indebido Calderón lo tiene en casa, a la mano.

Calderón fue parte de ese Gabinete de Vicente Fox y para ese presidente trató de operar en el Congreso de 2000 a 2003. Por eso, lo primero que tendríamos que preguntarnos es cómo le va a hacer Calderón para reinventarse, para dejar de ser un político del ?paradigma priista?. Las primeras señales que hoy tenemos al respecto ?los nombres de su Gabinete? no son necesariamente claras o halagüeñas.

Apodado en su tierra natal ?Paco el Opaco?, Francisco Ramírez Acuña tiene en su récord a su principal enemigo. Como gobernador de Jalisco, consideró a la transparencia informativa y al respeto a los derechos humanos, como molestos estorbos. ¿Un secretario de Gobernación de este perfil ve más hacia el enigmático futuro o hacia el ?efectivo? pasado priista?

Nuestra sociedad ha mandado diversas señales de que sabe conjugar sin mucho problema las virtudes del Estado laico y las prácticas religiosas. Con un país mayoritariamente joven, un secretario de Salud con políticas conservadoras irá no sólo a contracorriente, sino que generaría polémicas en torno a situaciones que no son las más graves de su sector. En ese sentido, el nombramiento de José Ángel Córdova Villalobos es incomprensible.

Acorralado por su adversario, Calderón aseguró que para salir de la crisis post electoral ?rebasaría por la izquierda?. Tras los nombramientos del Gabinete cabe preguntarse si eso ya quedó en el olvido. Lo cierto es que hay un segmento importante que votó por privilegiar la justicia social. Los hombres y las mujeres del Gabinete no parecen cercanos a esa agenda.

Los nombramientos hacen que el equipo cercano al presidente y el mandatario mismo sean de alguna manera la vanguardia en cuanto a relevo generacional. Dicho de otra manera, ¿o sea que para hacer de México un país ganador lo que se necesitaba era traer a políticos ligados de alguna manera al pasado?

El candado sin llave en que se ha convertido el Congreso de la Unión pone en evidencia que la clase política nacional ?incluidos los empresarios y los medios de comunicación? se encuentran extraviados sin el poder presidencial típico de los tiempos del PRI. De nada sirve lamentar la enanez de nuestros hombres del poder. No hay de otros. En términos rancheros, con estos bueyes hay que arar.

Y con ellos, y con nosotros como sociedad, Calderón tendrá que transfigurarse en un coach que sepa potenciar las aptitudes y nulificar las limitantes de los jugadores clave para acordar las reglas y las tareas de una estrategia ganadora. Por desgracia y de nueva cuenta en el entendido de que no hay mucho de dónde escoger, algunos de los nombres de la alineación inicial han suscitado legítima sorpresa negativa.

La crisis en medio de la que el nuevo presidente arranca es reveladora de la urgencia que tenemos de una verdadera Presidencia del cambio. Queda esperar si la fama de Calderón como un jefe obsesivo que está siempre sobre su gente, logre que primero su equipo y luego la sociedad olviden las máximas del gatopardismo priista y comencemos de veras a discutir las reglas sobre cómo reinventarnos como país.

Editor de la revista Chilango y autor del perfil de Felipe Calderón en el libro Los Suspirantes.

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