El Gobierno de Felipe Calderón, como sabemos, presentó ante el Congreso de la Unión, a principios de este mes, su propuesta de programa económico 2007, contenido en tres documentos principales: la iniciativa de Ley de Ingresos, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y los Criterios Generales de Política Económica para 2007 (Criterios). Me parece apropiado, por tanto, que mientras los legisladores analizan el contenido de esos documentos, mis lectores tengan una idea de su contenido.
Los Criterios señalan que el estimado oficial de crecimiento económico para este año es de 4.7 por ciento. Al mismo tiempo, los mayores ingresos petroleros y no petroleros permiten estimar que al cierre de 2006 habrá un superávit público equivalente a 0.3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB). Por otro lado, al tratarse de la primera propuesta económica del nuevo Gobierno, los Criterios definen como prioridades del programa económico el abatimiento de la pobreza y la generación de un mayor desarrollo económico.
Para lograr esos objetivos, la estrategia oficial contempla el impulsar sectores detonadores de empleos, como la vivienda, el turismo y el agropecuario; el apoyo a la actividad productiva a través de la intermediación de la banca de desarrollo, especialmente orientada a las pequeñas y medianas empresas, a la infraestructura, y al sector agropecuario; una mejor regulación, o desregulación según el caso, tanto de la actividad pública como de la privada para promover una mejor producción y más competencia, y una mayor eficiencia en la instrumentación y el diseño de las políticas públicas.
En cuanto a las perspectivas económicas para el año próximo, los Criterios suponen que el crecimiento de la economía de Estados Unidos (EU) será de 2.5 por ciento en 2007, con una inflación al cierre del año de 2.3 por ciento. La producción industrial de EU pasaría del 4.3 por ciento en 2006 a 3.0 por ciento en 2007. Por su parte, el precio del petróleo se estimó en 42.5 dólares por barril, mientras que la plataforma de exportación de crudo se redujo a un millón 628 mil barriles diarios. Las tasas externas de interés se anticipan en 5.1 por ciento para la LIBOR y en 5.0 por ciento para la tasa de fondos federales fijada por la Reserva Federal (Fed) en EU.
Con ese entorno externo, las autoridades suponen que el PIB real en México crecerá 3.6 por ciento en 2007, menor al esperado para este año, debido a la expansión menos dinámica en la producción industrial de EU. La inflación estimada es de 3.0 por ciento al cierre del año entrante, mientras que la tasa de interés nominal promedio (Cetes 28 días) sería de 6.8 por ciento. El tipo de cambio que se usó para fines de presupuesto contempla un promedio anual de 11.20 pesos por dólar, mientras que el déficit en la cuenta corriente se prevé en 19.9 miles de millones de dólares, un 2.3 por ciento del PIB.
En ese contexto se propone un presupuesto equilibrado para 2007, en tanto que la estrategia de gasto público presenta una reasignación orientada hacia la infraestructura, seguridad pública, gasto social y desarrollo económico. Específicamente se plantean los siguientes objetivos: mejoramiento de la seguridad pública; promoción del empleo y del crecimiento económico; igualdad de oportunidades y abatimiento de la pobreza; y sostenibilidad ecológica. El proyecto de presupuesto incorpora también, entre otros, lineamientos de austeridad, disposiciones para controlar el gasto en servicios personales y reglas para fortalecer la transparencia del gasto transferido a las entidades federativas.
Al margen de otros señalamientos que pueden hacerse respecto a este programa económico, en términos generales lo considero adecuado, ya que la disciplina fiscal y el compromiso con la política antiinflacionaria son elementos positivos para consolidar el progreso hacia la estabilidad que se viene dando desde dos sexenios atrás. Me llama la atención, sin embargo, que se proyecte una disminución implícita de más de un cuarto de punto porcentual en la tasa de interés en México a lo largo del año, muy probablemente debido a la expectativa de que disminuya también la tasa de los fondos federales en EU.
Me parece que, por el momento, es aventurado esperar una disminución de tasas en México, cuando la inflación se encuentra bordeando el límite superior del intervalo establecido por el Banco de México, y la inflación subyacente, que no considera precios administrados ni precios de productos agrícolas, ha mostrado una incómoda tendencia ascendente en lo que va del año.
Por otra parte, todavía está por verse la estrategia económica de mediano plazo que aplicará la nueva administración. A mi juicio, la idea de estimular con medidas fiscales a algunos sectores, como el de las pequeñas y medianas empresas y el agropecuario, es una solución transitoria que sólo producirá resultados parciales mientras no se instrumenten las verdaderas reformas que faciliten la operación de los negocios y la creación de empleos en nuestro país.
De igual forma, tratar de compensar la pérdida de ingresos fiscales provenientes del petróleo con gravámenes adicionales, como los que pretenden aplicarse a los refrescos y otros productos específicos, no contribuye a mejorar la estructura tributaria del país y, más bien, continúa introduciendo distorsiones que afectan la producción, la inversión y el consumo.
Esta propuesta económica del Ejecutivo ya ha empezado a registrar algunas modificaciones de parte del Congreso. En principio, es previsible que sea aprobada finalmente, con otros ajustes relativamente pequeños, por las fracciones parlamentarias del partido oficial y del Partido Revolucionario Institucional antes de que termine el año.
Les deseo a mis lectores una muy feliz Navidad y un venturoso 2007. Regreso el miércoles diez de enero.