“Una de las dos Españas ha de helarte
el corazón”. Antonio Machado
Madrid, España.- Parece difícil creer que hace cincuenta años los españoles emigraban a México para buscar oportunidades económicas. La España de la posguerra, empobrecida por la guerra civil y el aislamiento político y económico posterior, era un país con hambre. Casi no había empleos y los pocos que podía uno encontrar pagaban sueldos miserables. Los negocios exigían un enorme esfuerzo y terminaban siendo poco rentables.
De hecho, hasta los años sesenta México fue más rico que España. Y había buenas razones para pensar que con el paso del tiempo la diferencia se acentuaría. Con sus recursos naturales, y su economía entonces más libre, México era realmente un país que parecía ofrecer mayores oportunidades de largo plazo.
Sin embargo, algo mal hemos hecho los mexicanos y algo bueno los españoles en estas últimas décadas. El hecho es que España ha rebasado ampliamente a México. Hoy no vemos ya una corriente significativa de españoles que emigren a México a buscar oportunidades económicas, excepto quizá por los altos ejecutivos de la banca y la industria que van a México a manejar las sucursales y filiales de las grandes corporaciones españolas en nuestro país. En cambio está creciendo el número de mexicanos que llegan a España en busca de una vida mejor.
Según el Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (PNUD) España tenía en 2004 un Producto Interno Bruto per cápita de 22 mil 391 dólares (ajustados por poder de compra). México registraba una cifra de nueve mil 128 dólares. Esto significa que el español promedio es más de dos veces más próspero que el mexicano promedio una vez que se toman en cuenta las disparidades en los poderes de compra del euro y del peso.
Los españoles no sólo tienen más riqueza sino que, una vez que se toman en cuenta los servicios de educación, salud y otros indispensables para un desarrollo personal, gozan de un mejor nivel de vida. Noruega es el país número uno del mundo en el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas. Estados Unidos se encuentra en la décima posición y España en la 21. México, en cambio, está relegado al lugar número 53, detrás incluso de Cuba, que es el 52.
Uno de los grandes mitos que se manejan en el medio político mexicano, quizá para evitar reconocer nuestros errores o los aciertos de los españoles, es que la prosperidad de España es producto de los subsidios que el país ha recibido como consecuencia de su pertenencia a la Unión Europea. La verdad es que, aun cuando estos fondos fueron importantes para la construcción de carreteras e infraestructura, nunca rebasaron montos de, por ejemplo, uno por ciento del Producto Interno Bruto. Esta idea no toma en cuenta, por otra parte, el hecho de que el despegue español comenzó bastante antes de que España ingresara a la Comunidad Económica Europea en 1986, hace 20 años. La verdad es que los verdaderos responsables de la actual prosperidad de España son los propios españoles.
¿Qué han hecho bien los españoles que no hemos hecho los mexicanos? Para empezar han logrado grandes acuerdos políticos que han permitido llevar a cabo reformas estructurales fundamentales que nuestros políticos se han negado a realizar. Crearon un verdadero Estado de Derecho en el que en buena medida se respetan las leyes. Hicieron una reforma fiscal que permitió aumentar la recaudación del Estado al mismo tiempo que se mantenían los incentivos a la inversión. Han adoptado una economía de mercado en que la inversión privada puede trabajar en campos como la electricidad y el petróleo mientras que el Estado se concentra en aquellos indispensables en que la inversión privada no es rentable. Se incorporaron a la globalización a través de su integración a la Unión Europea. Han invertido en la educación y se han preocupado por mejorar su calidad.
Quienquiera que visite España en estos tiempos puede ver a primera vista la prosperidad de este país en comparación con México. Pero lo verdaderamente importante es que hace apenas medio siglo España no sólo era más pobre que México sino que los españoles emigraban a nuestro país para buscar oportunidades económicas. Hoy la corriente se ha revertido.
Mal haremos los mexicanos si seguimos negándonos a examinar por qué España ha podido convertirse en un país desarrollado en unas cuantas décadas, mientras que nosotros nos hemos quedado en buena medida estancados.
BARES Y BANCOS
Una nota del periódico El País señala que los extranjeros en España se asombran por el número de sucursales bancarias y el número de bares. Y es verdad, aunque habría que añadir también el de farmacias. De hecho, España es un país en el que proliferan las oficinas de servicio al público como esas sucursales bancarias. De éstas hay más del doble por habitante que en el resto de los países de Europa y por supuesto muchas más que en México que es un país con poca penetración de la banca. ¿Cuál es la razón? No es simplemente una cuestión de “bancarización”. En otros países de Europa los servicios de banca son tan extensos o más que en España. Pero al español le gusta tener la sucursal bancaria -y el bar y la farmacia- cerca de casa.
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