EFE
Santiago de Chile- El Gobierno chileno inició una negociación con los estudiantes secundarios que desarrollaron ayer un paro nacional mientras que en varias ciudades los adolescentes se enfrentaron con la Policía, con un saldo de al menos 400 detenidos.
Incluso la Biblioteca Nacional, en pleno centro de Santiago, donde el ministro de Educación, Martín Zilic, se reunió con los dirigentes de la Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios (ACES), se llenó de gases lacrimógenos lanzados en las afueras por la Policía, que trataba de dispersar las manifestaciones.
Unos 600 mil alumnos de secundaria pertenecientes a liceos municipales y particulares subvencionados respondieron al paro convocado por la ACES, que tuvo el respaldo de los estudiantes universitarios, profesores, trabajadores de la educación y asociaciones de padres y apoderados.
La agenda de Zilic, que se reunió con los dirigentes por una orden directa de la presidenta, Michelle Bachelet, incluía las demandas más inmediatas de los estudiantes, esto es, la gratuidad de las Pruebas de Selección Universitaria (PSU), del pase escolar y del transporte escolar en la locomoción colectiva urbana.
La PSU tiene actualmente un costo de 19 mil 600 pesos (37 mil 69 dólares); el pase escolar, que es una suerte de documento de identidad para varios usos, cuesta dos mil 600 pesos (cinco dólares); y el pasaje escolar, 120 pesos (0.23 dólares).
El Gobierno, según los dirigentes estudiantiles, ofreció acceder a la demanda de forma parcial, al otorgar la gratuidad de los tres puntos a los estudiantes provenientes del 60 por ciento más pobre de la población, con ingresos inferiores a 109 mil pesos (209.61 dólares) per cápita al mes.
Los otros puntos de las demandas, que son la reforma de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) y de la jornada escolar completa, requerirá de una negociación más larga y completa, pues es materia legislativa, según coincidieron los estudiantes y representantes del Gobierno.
Los incidentes callejeros se incrementaron y las versiones de la prensa local y de testigos coincidieron en que, en varios casos, los provocó la Policía, que procedió a dispersar por la fuerza marchas pacíficas que realizaban grupos de estudiantes.
En otros casos, se reprimió a los jóvenes cuando permanecían a las afueras de sus colegios, cantando y gritando consignas en favor de sus demandas, agregaron las fuentes.