El 27 de este mes se cumplieron los 250 años del nacimiento de quien está considerado, por una gran mayoría, como el talento más extraordinario que haya habido jamás en la historia de la música. Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo, Austria y desde la edad de tres años tocaba en el clavicordio de su padre, Leopold Mozart, quien era violinista de la corte del Arzobispo de dicha ciudad. Leopold enseñó a Amadeus a tocar clavicordio, piano, violín y órgano, inculcándole los primeros modelos musicales y propiciándole el imitarlos. El padre llevó a su hijo por toda Europa para que se asombraran con su genio, siendo muy enérgico y rígido con el pequeño, pero, por eso adquirió la grandeza que lo catalogó como un superdotado musical y que le permitió, a la edad de seis años, componer su primera sonata para violín y piano.
Ambos visitaron Londres, París, La Haya, Viena e Italia, siendo su primer viaje a este país en 1769 y para ese momento, además de su éxito como ejecutante, ya había compuesto 16 sonatas para violín y piano, diez sinfonías, cuatro conciertos para piano, la Misa en Do Mayor y las óperas Bastián y Bastiana y La Tonta Fingida. Tenía un oído musical tan extraordinario que existe una famosa anécdota del Miserere de Allegri, ?pieza secreta? cuyo texto escrito no se permitía salir de la Capilla Sextina y que Mozart escuchó y reprodujo íntegramente de memoria. En 1771 escribió las óperas Ascario y Lucio Silla, y una obra alegórica-dramática El Sueño de Escipión, sin mucho éxito. Para 1972, fecha de su última visita a Italia, Amadeus ya había compuesto 18 nuevas sinfonías, siete cuartetos para cuerdas, dos misas y una sonata para órgano y cuerdas, entre otras obras.
Instalado de nuevo en Salzburgo, produjo cinco conciertos para violín, siete sonatas para piano, el Concierto para Piano en Re Mayor, nueve sinfonías y la ópera cómica La Jardinera Fingida. En 1776 compuso la ópera El Rey Pastor y la Serenata Haffner, K250, además de cinco sonatas para órgano y cuerdas. Para 1880 escribió cinco conciertos parea piano, seis sonatas para órgano y cuerdas, el Concierto para Piano en Si Bemol Mayor, K271, Concierto Para Violín en Re Mayor, K271a, dos sinfonías concertantes, un concierto para flauta y arpa y varias sinfonías, entre las que sobresale la Sinfonía No. 31 en Re Mayor, K297. En 1781 dio a conocer la primera ópera que se conserva en el repertorio operístico: Idomeneo, Rey de Creta, además de la ópera cómica Singspiel y El Rapto del Serrallo.
A pesar de tanto que había aportado a la cultura musical universal, en 1782 al contraer matrimonio con Constanze Weber, empezó a dar clases para ganarse la vida. Desde esta fecha hasta 1790 su producción musical alcanzó la mayor precisión y belleza de que Mozart fue capaz porque componía más para él mismo que para el gusto popular. La excelencia de sus composiciones le acarrearon envidias y obstáculos, pero su genialidad se impuso.
Su pobreza, siempre en aumento, fue compensada con su genialidad creativa. En su segundo período compuso la suite tipo barroco para piano, K399, la Misa en Do Menor, K427, la ópera La Oca del Cairo, dos duetos para violín y viola, la Sinfonía No. 36 en Do, K425, una fantasía para piano, el Cuarteto Para Cuerdas en Mi Bemol, K428, y la obra A Ti, Alma del Universo. Además escribió la Sonata Para violín, K454, el Concierto en Re Menor, K 466, el Concierto en Mi Bemol, K482, en Do, K467 y en La, K488 y en Do menor, K491, las óperas: Las Bodas de Fígaro, Don Juan y Así Hacen Todas (Cosi Fan Tutte).
El pesar y la pobreza acompañaron a Mozart siempre. La muerte de dos de sus hijos a temprana edad y la mala salud de su mujer lo sumieron en la indigencia, y a pesar de eso escribió sus tres últimas y extraordinarias Sinfonías: en Mi Bemol, K543, en Sol Menor, K550 y en Do Mayor, K551. En septiembre de 1790 estrenó su célebre ópera La Flauta Mágica. En ese entonces había empezado a componer un Réquiem que le fue comisionado por el conde Franz Walsegg-Stuppach, el cual no pudo terminar, porque el cinco de diciembre de 1791, en Viena, cayó en coma urémico y falleció, al parecer sin que la familia tuviera lo necesario para darle una digna sepultura.
Con Mozart la música clásica llegó a la perfección, pero, como la mayoría de sus obras no fueron publicadas sino hasta después de su muerte no creó escuela entre sus contemporáneos. Redescubierto durante el Romanticismo obtuvo los triunfos que le fueron negados en vida y su vasto catálogo musical comprende 16 óperas, 41 sinfonías, 21 conciertos para piano y orquesta, cinco conciertos para flauta, un concierto para clarinete, 23 divertimentos, 20 sonatas para piano, 35 sonatas para violín y piano, 13 sonatas, un nocturno, marchas, danzas y numerosísimas composiciones para distintas combinaciones de instrumentos; un casi terminado Réquiem, ocho misas y diez misas breves, cuatro letanías, siete ofertorios, dos vísperas, dos antífonas, motetes y un oratorio; algo increíble para alguien que tan sólo vivió 35 años y que, además, murió en la más extrema pobreza.