EL CAZADOR DE COCODRILOS
En las últimas semanas se ha hablado mucho (radio, televisión, revistas, periódicos) sobre la muerte del ?cazador de cocodrilos?. Ha sido tópico de conversación en reuniones familiares y sociales; pero, lo que me llamó la atención es que pocos lo mencionan por su nombre de pila: Steve Irwin. Pudiera parecer lógico por ser extranjero, pero lo mismo es el nombre de Arnold Schwarzenegger (hasta más difícil) y la gente lo cita con facilidad.
Aquí el asunto es que él era conocido por su programa televisivo (muy interesante por cierto) y al mencionarlo como el ?cazador de cocodrilos? ya se sabía quién era. Impactó mucho su muerte porque, aunque su profesión era peligrosa, se pensaba que él estaba inmune por sus conocimientos; pero, ?tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe?, y eso sucedió. No fue por los cocodrilos, sino porque una raya venenosa le picó en el corazón mientras filmaba una secuencia marina en la Gran Barrera de Arrecifes australiana. Algo irónico, porque tanto las rayas como los cocodrilos son criaturas dóciles. Irwin tenía 44 años de edad y dejó esposa y dos hijos pequeños en orfandad.
Jean-Michel Cousteau, el gran investigador marino, comentó que ?aunque Steve Irwin dejaba un mensaje ambientalista en sus participaciones, con la naturaleza no hay que meterse, uno sólo la mira, y ése es el motivo por el cual yo sigo vivo?; y éste es el mensaje principal que al morir Irwin nos legó. Los humanos debemos estar conscientes que los animales son salvajes por instinto de supervivencia y al sentirse molestados en su hábitat suelen defenderse atacando a quienes los perturban. Por eso, existen múltiples casos de mascotas de casa que atacan a sus dueños, particularmente a los niños por ser más traviesos y vulnerables, con consecuencias muy lamentables, originando en ocasiones hasta la muerte.
