Anoche asistí al espectáculo que presentó Juan Gabriel en las instalaciones de la Expo de Gómez Palacio ante la presencia de más de siete mil personas. Es muy sencillo comentar esto, pero muy diferente haber estado ahí y ?sentirlo?. En lo personal es la cuarta vez que he podido disfrutar su show y, a pesar de que son sus mismas canciones, siempre me parece distinto y, sobre todo, espectacular. Al decir espectacular no me refiero a lo que hacen otros artistas de traer cambio de vestuario, iluminación, tecnología avanzada, etc. para ?enmascarar? sus carencias vocales o histriónicas (o traer poca ropa, por ejemplo), me refiero a los sentimientos que provoca entre sus espectadores.
El lugar donde actúan, dentro del palenque, es bastante pequeño para albergar al conjunto musical, los coros, el mariachi y a Juan Gabriel. Cuando empezaron a colocar los instrumentos, y sabiendo de antemano que el cantante permanece bailando, en continuo movimiento, me preguntaba cómo iba a resultar el espectáculo, pero, el cantante tiene muchas tablas y todo lo realizó a la perfección, llevando un ritmo escénico que daba la impresión de que el espacio era mayor.
Desde que inició hasta que terminó mantuvo a la gente totalmente ?enganchada y conectada? a sus canciones y llegó un momento en que Juan Gabriel, los coros, los músicos, los mariachis y las siete mil personas que se encontraban en el lugar cantaban y bailaban al unísono, provocando una alegría muy positiva en estos momentos de elecciones que han mantenido a los laguneros con mucho estrés.
Es comprensivo el éxito de Juan Gabriel: sus canciones que tienen una vigencia de casi 40 años, todas ellas éxitos en su momento; los músicos son solistas cada uno en su instrumento, lo mismo que sus mariachis; tiene un coro magnífico, con una integrante que cuenta con una voz espectacular; casi todos los que lo acompañan son personas jóvenes que saben moverse al ritmo que les impone el cantante, etc., lo que produce en el show completo una armonía y alegría que no se puede describir sino que hay que vivirla para sentirla.
Al terminar el show, con la gente eufórica casi hasta la locura, recordaba la historia del artista, quien en sus inicios se puso el nombre artístico de Adán, que significa ?nada? al revés, porque pensaba que él era un don nadie sin conexiones en el medio artístico que le permitieran el éxito; pero, con la perseverancia, el tesón e, indiscutiblemente, su talento, ocupa el lugar de privilegio que se merece, con la venta de 40 millones de discos en 30 años de carrera. Cuenta actualmente con 55 años de edad, por lo que aún hay mucho qué escucharle a Juan Gabriel.