Las mujeres a lo largo de la historia de la humanidad han sido agredidas en lo que más les afecta, por ser lo que mejor las identifica: la maternidad. Siempre ha habido batallas legales por acreditar o no acreditar la paternidad de las parejas, algo que ahora es fácil de comprobar por el estudio del ADN de los involucrados; sin embargo, lo trágico aquí es la descalificación que se hace a la madre.
Esto lo traigo a colación por la reciente batalla legal de la hija de Anna Nicole Smith, ex conejita de Playboy y actriz de películas para la televisión, entre otras actividades. El día siete de septiembre pasado dio a luz a una niña y, en este momento, dos personas, su abogado Howard Stern y su ex novio Larry Berkhead, tratan de adjudicarse la paternidad; cosa que llama la atención porque generalmente sucede lo contrario, es decir, la niegan; pero, aquí existe una razón muy poderosa para hacerlo: 80 mil millones de dólares que Nicole heredó a la muerte de su anterior marido, el magnate texano del petróleo, J. Howard Marshall, (quien le llevaba 63 años de edad).
Por otro lado, apareció en los medios de comunicación la noticia de que la viuda del general Juan Domingo Perón María Estela Martínez, autorizó la extracción de muestras que permitan realizar una prueba genética al cadáver de su marido a petición de Marta Holgado que alega ser hija de él. Esto no creo que sucedería, es decir el reclamo por la paternidad, si el general no hubiera sido tres veces presidente de Argentina y fundador del Partido Justicialista, actualmente en el poder.
En México se dio el caso de Vicente Fernández con su hijo Rodrigo, a quien desconoció para que no apareciera en su testamento. Aquí, hay un antecedente que Vicente no previó: él ya lo había aceptado legalmente y eso no se puede ?deshacer? tan fácilmente; pero, independientemente de que sea su hijo o no, hubo una descalificación tanto para Rodrigo como para la madre de él a nivel nacional.
Conclusión: Se debe tener dinero, o ser famoso (aunque no esté vivo), para que las personas adquieran un valor ?sentimental?, o para que este valor se pierda.
