NO DESISTAS
Cuentan que Thomas Alva Edison hizo dos mil intentos hasta lograr inventar la lámpara incandescente. Alguien le preguntó el porqué de tantos fracasos y Edison respondió: ?No fracasé ni una vez; inventé la lámpara. Lo que ocurre es que fue un proceso de dos mil pasos?.
En lo personal me encanta esta historia, sea o no verdadera, y me trae a la memoria a Rudyard Kipling, escritor inglés, nacido en Bombay (ahora llamada Mumbai) el 30 de diciembre de 1965 y educado en Inglaterra, quien fuera el primer autor inglés (y el más joven hasta ahora) en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1907. En su época fue uno de los más populares y prolíficos escritores de habla inglesa. Escribió libros para niños, novelas de temas románticos, aventuras, misterio, ciencia ficción y su autobiografía. Irónicamente, este personaje de mente tan brillante, murió de derrame cerebral en 1935, y está sepultado en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster en Londres. Unas semanas antes de su muerte, ésta fue incorrectamente anunciada en una revista, a la que Kipling escribió con ironía: ?Acabo de leer que he muerto, no olviden darme de baja en sus archivos de suscriptores?.
Con la anécdota de Edison, recuerdo dos conocidos poemas de Kipling; el primero lo transcribo completo; del segundo son extractos:
?NO DESISTAS?
Cuando vayan mal las cosas, como a veces suelen ir;
cuando ofrezca tu camino sólo cuestas qué subir;
cuando tengas poco haber, pero mucho qué pagar
y precises sonreír, aunque tengas que llorar;
cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir;
descansar, acaso debas, pero nunca desistir.
Tras las sombras de la duda, ya plateadas, ya sombrías
puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías:
y no es dable a tu ignorancia figurarse cuan cercano
puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano;
lucha, pues por más que en la brega tengas que sufrir,
cuando todo esté peor, más debemos insistir.
?SI?
Si puedes conservar intacta tu firmeza cuando todos vacilan y tachan tu entereza;
si cuando todos dudan, fías en tu valor y al mismo tiempo conoces tus flaquezas.
Si puedes mantener en la ruda pelea alerta el pensamiento y el músculo tirante
y emplearlo cuando en ti todo flaquea, menos la voluntad que te dice: ¡adelante!
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría tus ganancias de siempre a la suerte de un día
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea sin decir nada a nadie lo que es y lo que era,
si alcanzas a llenar el minuto sereno de 60 segundos de un esfuerzo supremo,
lo que existe en el mundo en tus manos tendrás y, además, hijo mío: ¡un hombre serás!
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