El domingo pasado murió Raúl Velasco. Se han dado muchas muestras de dolor en el mundo del espectáculo, a pesar de que en una entrevista que le hicieron en años pasados él manifestó su pena porque desde que había dejado de estar en el ?candelero? ya casi no tenía amigos. Naturalmente que al hacerle el homenaje la televisora donde presentó su programa durante 28 años unas semanas antes, los artistas pensaron que, de alguna manera, iba a resurgir , y cerraron filas a su alrededor. Así es el género humano; la vida es tan difícil, sobre todo en ese medio, que la supervivencia requiere de eso: las ingratitudes y las lambisconerías.
El programa de Raúl Velasco siempre originó controversias entre los televidentes: que si era para ?tarados?, que si era extraordinario (así de disímbolo), pero lo que no podemos pasar por alto es que él reunió a las familias alrededor de la televisión a lo largo de siete horas todos los domingos, algo que ya no es posible conseguir. En lo personal, estuve viendo su homenaje y lo disfruté recordando épocas familiares de ese entonces, cantantes que gustaban a mis padres: Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Marco Antonio Muñiz y Julio Iglesias, por ejemplo; también el espectáculo de Zovek que se presentaba domingo a domingo hasta su muerte. En fin, eran programas normales, sin vulgaridades; inclusive con cierta dosis de cultura en aquéllos que realizó para dar a conocer los usos y costumbres en nuestro país y en otras latitudes del mundo.
Descanse en Paz.
