Múltiples hechos, relaciones complicadas, situaciones y estadísticas, que los medios cotidianamente difunden nos siguen revelando un problema económico y social que se está agudizando: el desempleo, por lo tanto no hablamos de nada nuevo, solamente estamos pulsando el estado actual de la cuestión y, desde luego, para insistir en su necesaria solución, como alguien dijo por ahí, ?por el bien de todos?.
En efecto, el problema de los ambulantes, la migración, la desintegración familiar y el proyectado muro fronterizo de los Estados Unidos son, entre otras, las diferentes caras del asunto al que nos estamos refiriendo y que, obviamente, no admiten visiones o explicaciones frívolas, ni tratamientos superficiales de parte de los funcionarios públicos.
Quizá la cotidianidad con las que nos llegan estos hechos provocan que se queden en el primer nivel de nuestra conciencia, en una simple percepción, por ello la inveterada convocatoria a la reflexión sobre este tema.
Este fenómeno se manifiesta como una insuficiencia en la creación de empleos, estables y bien remunerados, por parte de la economía para satisfacer el nivel de demanda, así como por la precariedad de las condiciones que existen en los que se ofrecen, generalmente eventuales.
Así pues, tomando un indicador oficial del empleo formal, el número de trabajadores afiliados en el IMSS, tenemos que al inicio de este sexenio éstos eran 12,732,430 y para finales del 2005 esta cantidad fue de 13,184,863, aunque se habla de que en los últimos días de diciembre 118, 388 personas perdieron su plaza. El caso es que estas cifras nos indican que el número total de empleos generados formales en el periodo fue de 452, 433, de los cuales el 95 por ciento son eventuales.
Esta cifra claramente es totalmente insuficiente frente a las estimaciones que señalan que cada año se incorporan al mercado laboral un millón de personas, y también de cara a las promesas de gobierno, convertidas en metas a través del Pronafide, que hablaban de la creación de un millón 200 mil personas.
¿Qué es lo que ha pasado con la gente que no se ha incorporado al trabajo formal? Todo mundo lo sabe y sólo lo reiteramos: se han lanzado a la informalidad, han emigrado a Estados Unidos, o simplemente engrosan las filas del desempleo.
Cabe mencionar que esta situación de agudo desempleo es universal, no podía ser de otra manera ya que es el resultado de un patrón de gestión económica globalizada que no tiene precisamente entre sus fines la creación de empleo. Aunque, no cabe aplicar en nuestro caso aquello de que ?mal de muchos, consuelo de?.?, porque si bien es un problema generalizado en el mundo, los países que están bien preparados estructuralmente, no en el sentido que se ha manejado aquí en México sino integralmente, han tenido más recursos para lidiar con aquel.
Es así como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su reciente reporte, Tendencias Mundiales del Empleo, señala que el número de desempleados en el 2005 alcanzó una cifra record de 192 millones de personas, mientras que en 1995 éstas fueron de 157 millones.
El organismo hace énfasis de que a pesar del crecimiento de la economía mundial de 4.3 por ciento el año anterior, no se está dando una respuesta adecuada en la creación de empleos, por lo que el crecimiento económico es insuficiente.
En una palabra, el director general de la OIT, Juan Somavia, precisa que ?estamos enfrentando una crisis mundial en el rubro de proporciones enormes, y un déficit de trabajo decente que no se va a resolver sin hacer nada. Son necesarias nuevas políticas y acciones para enfrentar estos problemas, porque tener un trabajo decente influye en la dignidad de las personas, su autoestima y la estabilidad de sus familias?.
Y profundizó al señalar que la crisis mundial del empleo es uno de los mayores peligros a la seguridad que enfrentamos actualmente, porque la persistente carencia de oportunidades de trabajo decente, las inversiones insuficientes y el bajo consumo llevan a la erosión de las bases del contrato social que caracteriza a las democracias: que todos debemos compartir el progreso.
El señor Somavia se congratula que en el reciente Foro Económico Mundial de Davos Suiza, los líderes mundiales que toman decisiones incluyan en su agenda para este año al empleo global y el desarrollo social, ¿será? Veremos.
Por lo pronto la OIT ya les tomó la palabra a los líderes del FEM e hizo algunas propuestas, entre las que destaca un cambio de dirección en las políticas económicas y sociales para poner el trabajo decente en el centro de los esfuerzos del desarrollo y la creación de un nuevo equilibrio entre las políticas económicas y sociales que apunte a la estabilidad económica, pero también a la capacidad de adaptación y la seguridad.
Bueno, pues una instancia más que, además de cuestionar seriamente los fundamentos en que se basa la actual política económica global, se pronuncia lógicamente por un cambio de ésta. Ojala que el creciente clamor se transforme en medidas concretas. Hay tareas.