En el Partido Revolucionario Institucional parecen no tener remedio y eso explica por qué priva tanta inconformidad entre sus militantes, muchos de los cuales sólo esperan confirmar su exclusión de las listas de candidatos a senadores y diputados federales para renunciar al tricolor e irse a buscar el apoyo en otros lados: convertido Mariano Palacios en mera figura decorativa como presidente del Comité Ejecutivo Nacional, es Roberto Madrazo, candidato presidencial de la Alianza por México, quien decidió disfrazar como “encuestas” el “dedazo” de siempre para decidir -como lo hicieran en los tiempos priistas los presidentes de la República en turno- quiénes deberán ser postulados.
Siendo apenas candidato presidencial ubicado en un tercer lugar en todas las encuestas sobre preferencias electorales publicadas hasta ahora y con remotas posibilidades de salir de ahí, el priista tabasqueño actúa como si ya estuviera despachando en Los Pinos: convoca a gobernadores de las entidades federativas a la ciudad de México para reunirse con ellos, revisar las listas de los que decidió que deben ser nominados y convencerlos de que, a su vez, convenzan a quienes no figuran en las mismas por qué quedarán fuera.
Un día después del encuentro-comida que sostuvo en el Centro Asturiano con 14 de los 17 gobernadores priistas -uno de los que no asistió fue Manuel Andrade, de Tabasco, con quien enfrenta diferencias por la postulación del candidato a suceder a éste-, Madrazo dio su versión de lo que habló con los mandatarios estatales con quienes “consensuó” las listas, en cuya elaboración dijo no tener voto ni veto, argumento que esgrimió pero que nadie le creyó, a sabiendas que no es así porque ha sido él y nadie más -el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de su partido lo es más de membrete, ya que los aspirantes al que buscan es al candidato presidencial- el que decide quiénes van a ser postulados, lo que ha apresurado las renuncias de militantes en varios estados y una de las cuales, ayer, fue la de Víctor Gandarilla, dirigente de la Confederación Nacional Campesina en donde están que bufan contra el abanderado triverde.
Según explicó, le hizo a los gobernadores un “retrato hablado” de cómo serán los candidatos a integrar ambas Cámaras del Congreso de la Unión: “que tengan alta rentabilidad electoral, que sean competitivos y que metan muchos votos para ganar la elección”.
También, “que tengan méritos partidistas, que tengan reconocimiento y buena tarea -sic- dentro del partido y que aporten a que la campaña siga creciendo -resic-” y además, que posean experiencia legislativa, no antecedentes penales, “que no estén sujetos a escándalos -¿Arturo Montiel? ¿Mario Marín?- y que puedan tener una gran claridad en su perfil”.
Las listas están listas, “consensuadas” por el propio Madrazo, en una actitud que le ha merecido reprobación no solamente de los que querían ser y no serán, sino también de varios gobernadores surgidos del PRI que comprueban de qué manera el tradicional “dedazo” apareció de pronto con el disfraz de “encuestas” y quien es apenas candidato actúa y decide de manera personal, como lo hacían en el pasado priista los presidentes de la República.