Como se esperaba, en la primera sesión ordinaria del Consejo General del Instituto Federal Electoral después del domingo dos del presente, afloraron las críticas y cuestionamientos a la labor de los consejeros y en particular a la del presidente de ese organismo, Luis Carlos Ugalde, y durante la prolongada reunión, un grupo de diputados y dirigentes del Partido de la Revolución Democrática irrumpió en el salón para repartir flores amarillas y blancas, luego de que otros militantes del sol azteca se manifestaron en la explanada llevando centenares de pollos, mostrando carteles en los que exigieron: “No más apoyo del IFE a Calderón”.
Horacio Duarte Olivares y Felipe Solís Acero, representantes de la coalición Por el Bien de Todos y de la Alianza por México, respectivamente, desconocieron, muy contrariados, el informe de la consejera Teresa González Luna, en el que criticó que ellos hablen de irregularidades generalizadas o pongan en duda la organización de los comicios y que “negar la realidad lastima la dignidad de todos los mexicanos que participaron, organizaron u observaron la jornada electoral”, que calificó de “limpia y tranquila”, lo que le mereció una inmediata réplica de ambos: el perredista, rechazando el contenido del documento y anticipando que sólo reconocerán la evaluación final que haga el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el priista exigiéndole que precisara a quiénes iban dirigidos sus reproches y el tono acusatorio que utilizó.
Ante el embate de ambos representantes contra su gestión y la de los consejeros electorales, Ugalde se apresuró a señalar que esta “es la hora del Tribunal Electoral”, que es el que tiene la última palabra en la elección presidencial, por lo que los partidos políticos y coaliciones “deben esperar con prudencia la decisión” que aquél emita, en un intento de atenuar la tormenta verbal que le desataron Duarte Olivares y Solís Acero, quienes exigieron una explicación a los tres distintos comunicados emitidos por el IFE para ajustar el número de casillas con el recuento de votos, que el priista tildó de información “errónea e imprecisa” sobre el número real en las que se abrieron los paquetes y la confusión que originó el propio consejero presidente desde la noche de los comicios.
Fuera del salón en que sesionaban los integrantes del Consejo General del IFE se escuchaban coros y agitaban carteles con proclamas como “¡No más apoyo al pollo Calderón!”. ¡Ugalde, hijo de Elba Esther y vocero del PAN!... ¡Apoyo a voto por voto!”
Y en tanto los consejeros electorales eran blanco de andanadas, el senador Jesús Ortega, quien fuera coordinador general de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, le enderezó sus baterías a Elba Esther Gordillo, acusándola de que está suplantando las funciones del Tribunal Electoral y de haberse convertido en “la nueva estratega del Partido Acción Nacional” para presionar a que esa instancia declare presidente electo a Felipe Calderón.
Lo ocurrido en la sede del IFE pareció un preámbulo de lo que sucederá pasado mañana en el Zócalo.