MIEDO IRRACIONAL| ES IMPORTANTE ENCONTRAR EL TRATAMIENTO PRECISO PARA CADA TIPO DE FOBIA.
Cuando una persona sufre de fobia muy intensa ante un estímulo, objeto o situación, es porque hay un problema de fondo que contribuye a ese temor.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, D.F.-Alicia padeció por muchos años un temor recurrente a las mariposas, en especial a las negras, las cuales veía como "un peligroso animal de enormes alas".
Ese temor se acentuaba cada vez que veía una pegada en la pared de su casa. "Me causaban un pavor horrible y salía gritando a mi esposo para que la desapareciera. Sentía cómo mi corazón palpitaba muy fuerte y pensaba que me iba a desmayar", comenta.
Pero su fobia hacía que aquel insecto la siguiera a todas partes, "si iba por la calle y me topaba con una mariposita de colores me causaba tanto miedo que se me acercara o se pegara a mi ropa que me alejaba lo más que podía", expresa.
Por lo que decidió recurrir a una terapia sicológica que le ayudara a salir de ese trauma. Tras varias sesiones de tratamiento, determinó que lo que padecía era un miedo radicalizado a esos "seres vivos que de repente se te pegan y no se te quitan de encima". La conclusión de su problema es un profundo miedo a que la gente se le adhiera y no la suelte.
Temores
Leticia Oviedo, miembro de la Asociación Mexicana para la Práctica, Investigación y Enseñanza de Psicoanálisis, señala que cuando una persona sufre de fobia muy intensa ante un estímulo, objeto o situación, es porque hay un problema de fondo que contribuye a ese temor.
"Todas las personas sentimos cierta fobia a algo, aunque en grado menor, pero cuando es extremo y empieza a generar ideas paranoides y fuerte angustia hacia un estímulo, estamos hablando de un mal que es importante sondear para conocer el origen", apunta.
De acuerdo a la sicoanalista, la fobia es el temor irracional que puede sentir una persona frente a algo que considera muy peligroso y del cual desea tomar distancia, pero que, a los ojos de los demás, no tendría por qué originar un miedo de dicha magnitud. "Son personas que no pueden llevar su vida cotidiana con normalidad y a todas horas se están cuidando de eso que los atormenta".
Locuras
Oviedo comenta que, en estos casos el paciente atraviesa por un grado de locura, "mi propia locura hace que sienta esa fobia. Pero existe un problema desde antes, lo que se hace es desplazarlo hacia algún objeto, persona o sensación, pero la locura ya está", dice.
"No es que me vuelva loca la mariposa, sino que yo ya tengo un cierto grado de patología, de desorganización emocional, que en un momento de inestabilidad, me puede desorganizar un poco más."
Para ello, la sicoanalista comenta que se debe trabajar a partir de los aspectos inconscientes y la historia previa del paciente que tuvieron que ver con ese miedo, pero agrega, "si no se trabaja a profundidad, sucederá que la persona ya no le tema a las mariposas negras, por ejemplo, sino a las aves grandes, es decir, el temor pasa a otro estímulo".
Tratamiento
Hay diversos niveles para tratar esta enfermedad, dependiendo del tipo de fobia, "si ésta es 'leve', entonces podemos determinar en unas cuantas sesiones el mal que lo aqueja".
También está la terapia conductual, cuando se enfrenta al paciente frente a ese estímulo. "Se le recomienda a la persona tener contacto, en este caso, con el animal, que observe que no es dañino. Ya sea que lo toque, lo mire de cerca, vea sus rasgos, con el fin de que pierda el miedo a algo indefenso".
Pero si la desorganización interior es mayor, eso no va a ser suficiente. "Se requerirán de varias sesiones, sobre todo si el paciente aún no sabe cuál es la causa de su mal. Esto requiere tiempo para llegar a los aspectos inconscientes. Se le cuestiona al paciente todo lo relacionado a su fobia, su vivencia personal, quizás tenga que ver con alguna experiencia trágica o un momento específico".
Oviedo señala que estas terapias son el mejor tratamiento para eliminar poco a poco un miedo irracional. "Cuando ya se trabajó con el paciente, la angustia disminuye mucho". Aunado a la terapia, las personas también pueden recibir medicamentos para controlar sus momentos de crisis, sólo que se recomienda que no excedan los seis meses.
