A veces hablar de la crisis de una aerolínea en México resulta poco interesante o atractivo en un país en donde de cada diez mexicanos menos de uno viaja en avión o mejor dicho; menos del cinco por ciento de la población puede costear el pasaje de un avión. A diferencia de Estados Unidos, en donde de cada diez estadounidenses 6.5 lo hacen en avión y el resto ?los más pobres- lo hacen en autobús. De hecho las líneas autobuseras del vecino país del norte (como Greyhound) desde hace años atraviesan por serios problemas financieros derivado de la falta de pasaje y del canibalismo que ?créalo o no- las líneas aéreas han llevado a cabo.
En México, y en lo particular; en nuestra Comarca Lagunera; Aeroméxico por años y años ha hecho prácticamente lo que se le venido en gana a tal grado de ?en un tiempo- llegar a ubicar el costo del boleto Torreón-México Distrito Federal y viceversa en el más caro del país en relación al número de kilómetros recorridos.
Es por esto que cuando han llegado algunas aerolíneas que han cubierto la ruta Torreón-D.F. (primero TAESA, la recuerda usted allá por los ochentas y después Aerocalifornia) Aeroméxico ha tenido (y sólo así) que cambiar ligeramente su actitud de servicio y eventualmente mejorar sus precios.
En lo personal, algunas veces tuve la oportunidad de volar por Aerocalifornia (al igual que muchos laguneros que preferíamos hacer un trayecto de dos horas de Torreón a México con su respectiva escala en Durango y de paso pagar el 60 por ciento menos del costo del pasaje de Aeroméxico) y aunque nunca me tocó la desgracia ?como algunas personas- de sufrir la sobreventa de boletos de Aerocalifornia así como los retrasos derivados de los desperfectos de sus aviones; de alguna manera siempre estuve agradecido con la aerolínea por haberse convertido en una empresa que hacía competencia a Aeroméxico en plazas tan buenas como Torreón y Durango.
Sin embargo, la suspensión para volar que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes decretó para Aerocalifornia argumentando la falta de seguridad en sus equipos no es más que la punta del ?iceberg? de una compleja situación financiera por la que atraviesa la empresa. La aerolínea, propiedad de Raúl Aréchiga; con asiento en La Paz, B.C.S., mantiene una elevada deuda con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con el Grupo Aeroportuario del Pacífico, con Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), con el organismo Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), así como con el Seguro Social.
Aunque no se pudo cuantificar específicamente el monto que Aerocalifornia debe a cada institución, se sabe que globalmente puede rebasar los 700 millones de dólares. De acuerdo con fuentes de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), desde hace por lo menos un año la empresa no ha cubierto el pago por servicios como limpieza, alquiler de aeropasillos y salas móviles; consumo de combustible, control de vuelos para operaciones de aterrizaje y despegue, renta por pernocta de aviones en aeropuertos, aportaciones patronales al Seguro Social y hasta cuotas sindicales.
De hecho, a la ya de por sí complicada situación de la aerolínea sudcaliforniana, que al parecer se deriva de problemas económicos, se le agregará la obligación de cubrir la nómina de sus 2 mil 200 empleados, cuyos derechos laborales, en particular salario y prestaciones, continúan vigentes durante los tres meses que se dio de plazo a la empresa para corregir las fallas y deficiencias encontradas en su estructura operativa, administrativa, financiera y de seguridad, antes de proceder a la cancelación de la concesión para operar el transporte público de pasajeros por vía aérea.
Hasta donde se sabe, el Sindicato Único de Trabajadores de Aerocalifornia de la República Mexicana ya comenzó a analizar la situación para diseñar una estrategia que implicaría el estallamiento de huelga para garantizar que en caso de quiebra sean los trabajadores los primeros en obtener su liquidación con la venta de activos.
A partir de la última verificación mayor, realizada en noviembre de 2004, las autoridades aeronáuticas casi nunca pudieron llevar a cabo sus inspecciones pues los aviones de Aerocalifornia eran desviados en pleno vuelo hacia otros aeropuertos para evitar ser revisados. Las protestas de los pasajeros, cuando había, sólo se acumulaban en la Procuraduría Federal del Consumidor.
La situación llegó a tal punto que las autoridades de la DGAC tuvieron que realizar una persecución aérea de varios aviones de Aerocalifornia para llevar a cabo las inspecciones marcadas por la normatividad.
Por supuesto, comentaron las fuentes, ??si se tuvo que llegar a la persecución aérea, a los representantes legales de la empresa nunca se les localizó; en el medio se dice que Aerocalifornia gasta más en abogados que en mantenimiento o capacitación de su personal??.
Causa extrañeza que el endeudamiento, el deterioro del equipo y de las finanzas, hayan llegado al punto de poner en riesgo la seguridad operativa, luego de que la empresa ganó un juicio contencioso-administrativo, contra el Servicio de Administración Tributaria, por la devolución de mil millones de pesos. Esto, apenas a mediados de noviembre de 2005.
Sin embargo se presume una ?canibalización? ya que la DGAC menciona que hace 15 meses se realizó una verificación y la reglamentación es muy clara en sentido de que debe darse respuesta a las observaciones dentro de un plazo de 60 días, por lo que la pregunta es ¿por qué no pararon a la aerolínea hace un año, por qué hasta ahora?
El autor es Coordinador de las Maestrías en Administración y Alta Dirección y Calidad de la Universidad Iberoamericana Laguna. e-mail: rodolfo.luna@lag.uia.mx