Ahora que ha iniciado el campeonato mundial de fútbol en Alemania, poca gente sabe ?en México y en el resto de América- que los germanos han aprovechado este gran escaparate para reposicionar nuevamente a su país como un pueblo de alto desarrollo industrial, económico y sobretodo intelectual.
Y es que bajo el lema: ?Alemania: la tierra de las ideas? , esta nación busca eliminar, de una buena vez, la imagen tendenciosa que los considera, dentro de la misma Europa y en países subdesarrollados; como un pueblo atrapado en la Segunda Guerra Mundial con un estereotipo de maldad nazi (y no es para menos, cuando todavía en la semana pasada tuvo que evacuarse el Centro Internacional de Prensa cuando se descubrió un explosivo que databa de la Segunda Guerra Mundial a unos cuantos metros del lugar) además de las serias diferencias sociales derivadas de la unificación de la Alemania del Este con la Alemania Occidental. De hecho, antes de este mundial, el país germano denotaba un grave problema de desempleo que hoy ?gracias al Mundial- temporalmente se ha mitigado con la creación de 60 mil nuevas plazas y un crecimiento real del Producto Interno Bruto del 0.5 por ciento; reitero, por la organización de la Copa del Mundo.
Hoy en día, no sólo Alemania como país, sino su iniciativa privada, se ha propuesto en mostrar al mundo que, ante la oleada de productos baratos fabricados en economías emergentes, ellos tienen el intelecto para la investigación y la creación de tecnología tal y como lo demuestra la gran escultura con la forma de una aspirina en las afueras del Parlamento Alemán como una muestra, mínima, pero a la vez tan importante de lo que Alemania y una de sus compañías más emblemáticas: Bayer, le han dado al mundo. Además, Adidas, Audi y Lufthansa se han echado a cuestas el paquete de ser los principales patrocinadores del evento.
Sin embargo y hablando de ideas, la concesión del mundial a los alemanes ha hecho que el balón no sea lo único que vaya a rodar, sino también el dinero. Con 420 millones de dólares que han entrado a las arcas del comité organizador por patrocinios directos del evento a través de compañías como Budwieser, Coca-Cola, Philips, Fuji, Yahoo!, Toshiba y MasterCard hacen que la justa mundialista sea un negocio redondo para todos. Y al decir para todos, significa precisamente eso, para todos. Lo anterior es que para cada uno de los 32 equipos representativos, el hecho de haber clasificado al Mundial los hace acreedores de $600,000 dólares y por cada partido (de los tres que se jugaran en la primera ronda) les da acceso a $1,200,000 por encuentro, lo que significa que si un equipo resulta eliminado en la primera fase, se llevará como mínimo $4,200,000 dólares, pero si juega los 7 partidos (primera ronda, octavos, cuatros, semifinal y final) se llevará nueve millones de dólares. Estas sumas son independientemente si un equipo gane o pierda y tampoco incluyen las primas, premios y recompensas que cada país (o Federación local de fútbol) les entregue a su respectivo equipo por jugar, ganar o anotar gol.
Esta danza de dinero, es posible en mucho no por lo que pueda obtenerse de taquilla o derrama turística, que eso a fin de cuentas se queda en el país organizador; sino como ya lo mencioné, por patrocinios directos en estadios y venta de derechos de televisión. Basta decir que el Mundial de fútbol de Alemania, será el evento más visto del orbe con una audiencia aproximada de 30,000 millones de personas y 300 cadenas televisivas acreditadas (con presencia física en el Centro Internacional de Enlaces en Munich) y 25 cámaras instaladas en cada uno de los estadios. Amén de ser el primer evento del mundo que se transmite directamente en televisión de Alta Definición, en este punto es importante señalar que un evento como el Súper Bowl ?que sólo dura un día- o una Serie Mundial de Béisbol ?que a lo mucho dura siete días- representan a equipos con los que no necesariamente una audiencia está identificada y que una televisora, o un patrocinador de un país no está haciendo negocio y eso, es lo que hace a un Mundial un gran evento económico.
Además en reciente encuesta, se demostró que a nivel mundial, más del 50 por ciento de los teleespectadores desconoce quiénes son los patrocinadores, y sólo un 27 por ciento pudo mencionar a Adidas y otro diez por ciento a Coca-Cola, pero un 31 por ciento a Nike. Lo anterior es relevante ya que Nike no es patrocinador oficial del evento y es el más recordado gracias a su presencia en televisión y no en el lugar físico del evento. Lo anterior da como moraleja de que no basta adquirir el derecho de ser mencionado como patrocinador oficial sino además hay que invertir en cada país o cuando menos en las ocho o diez selecciones que tengan posibilidades serias de ser campeón.
El autor es Coordinador de las Maestrías en Administración y Alta Dirección y Calidad de la Universidad Iberoamericana Laguna. e-mail: rodolfo.luna@lag.uia.mx