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¿Quién ganó?/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

En un debate televisado no se impone quien razona mejor sino quien logra

atrapar los hilos de la persuasión.

Jesús Silva-Herzog Márquez

Las encuestas telefónicas que se realizaron inmediatamente después del debate de la noche del seis de junio le dieron el triunfo a Felipe Calderón. Pero eso era de esperarse. Es normal que los sondeos que se realizan por teléfono, los cuales tienden a favorecer a la clase media y a la Ciudad de México y por lo tanto al PAN y al PRD, den esos resultados. Sin embargo, nadie participa en un debate para ganar las encuestas telefónicas. El verdadero objetivo es ganar terreno en las encuestas de campo y, por supuesto, acercarse a un triunfo en la elección constitucional, en la que no es necesario tener un teléfono para votar.

Mi opinión, sin embargo, es que ninguno de los cinco contendientes en el debate del martes pasado destacó sobre sus rivales. Quienes habían tenido un mal desempeño en el primero, Roberto Campa y Roberto Madrazo, mejoraron de manera sustancial. Patricia Mercado no estuvo quizá tan clara y persuasiva como el 25 de abril, pero siguió hablando con un tono natural que contrasta con el odioso sonsonete político de sus rivales. Felipe Calderón permaneció en el mismo nivel del primer debate y mantuvo incluso la misma sonrisa. Andrés Manuel López Obrador, por el simple hecho de asistir, tuvo un avance monumental sobre la silla vacía del 25 de abril, pero eso no fue suficiente para imponerse a sus rivales.

Por lo menos una hora y media del debate transcurrió de manera previsible y aburrida. Quienes argumentan que los debates deben limitarse únicamente a las propuestas constructivas se dieron, quizá, cuenta de por qué se necesita un poco de sal y pimienta para darle vida a una discusión.

Sólo al final empezaron los golpes entre Calderón y López Obrador. El primero afirmó que la Ciudad de México alcanzó en el Gobierno de este último sus niveles de inseguridad más altos de la historia, lo cual es falso pues, según las mediciones convencionales, ese pico se registró en el régimen de Óscar Espinosa Villarreal. Por otra parte, López Obrador acusó a Calderón de haber dado dos mil 500 millones de pesos en contratos de Gobierno a su cuñado Diego Zavala, por los cuales, además, éste supuestamente no habría pagado impuestos. En el debate, sin embargo, el perredista no presentó ninguna prueba de su acusación.

El público que vio el debate de este seis de junio fue superior al que presenció el del 25 de abril. Esto es lógico, por supuesto, ya que la participación de López Obrador hizo que los simpatizantes del perredista, quienes no habían tenido motivación para sintonizar el primer debate, se interesaran en esta ocasión. Buena parte de quienes vieron el programa, sin embargo, ya tenían una decisión tomada. No estaban buscando decidir su voto, sino más bien querían que el debate reafirmara sus posiciones previas.

Ante la ausencia de un ganador claro lo más probable es que las encuestas de campo, que ahora empiezan a levantarse y que se publicarán la semana que viene, no muestren variaciones importantes sobre las tendencias que han registrado en los últimos días. Esto significaría que aquellas que muestran un empate en primer lugar lo seguirían teniendo, en tanto que las que colocaban a Calderón con ventaja mantendrían esta proyección.

Como a partir de este viernes empezará la Copa del Mundo de futbol, lo más probable es que la atención del país se desvíe hacia esa competencia. Ya no habrá debates que permitan lograr modificaciones importantes en la decisión de los electores. Los candidatos seguirán teniendo sus presentaciones de campaña, sus entrevistas y sus notas de un minuto en los noticiarios de televisión. Pero esto no será suficiente para lograr cambios importantes en las tendencias.

La siguiente gran cita de la contienda electoral, de hecho, será el dos de julio, el día de la elección. Un porcentaje quizá pequeño, pero que puede ser crucial en una competencia cerrada como la que se está perfilando, cambia o define el sentido de su voto en el momento mismo de entrar a las urnas. Llamar su atención en los días previos a la elección es por lo tanto muy importante. La mejor forma de hacerlo será en anuncios en juegos de la selección nacional, los cuales serán, no obstante, carísimos.

Otro gran factor que tendrá relevancia el dos de julio será la movilización de los votantes por cada partido. Aquí el PRI, y en menor medida el PRD, tienen una enorme ventaja sobre el PAN, que no es un partido cuyos simpatizantes puedan ser movilizados por sus líderes el día de la elección.

Se aproxima una elección muy cerrada. Esperemos tener la madurez para manejarla.

DIEGO ZAVALA

Ayer el PRD presentó sus pruebas contra el cuñado de Felipe Calderón. Como en el caso de la elección de Tabasco de 1994, una caja con documentos entregada de forma ‘anónima’ es la base de la acusación. Al parecer una empresa de Diego Zavala obtuvo contratos de Pemex Refinación cuando Calderón era secretario de Energía. Entre las supuestas pruebas hay registros de Compranet y copias de las declaraciones fiscales de la empresa. El tema dará mucho que hablar en las próximas semanas.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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