De vez en vez -y más obligados por las circunstancias que por alguna vocación personal al realismo o reconocimiento de que la ciudadanía merece conocer la verdad- algún funcionario de primer nivel deja a un lado las cuentas alegres y las imágenes color de rosa y reconoce en forma pública las grandes debilidades que aquejan a nuestro país. Tal es el caso de Javier Láinez Potisek, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, quien afirmó que el crecimiento del crimen organizado en México es resultado de la incapacidad de las autoridades para combatirlo con eficiencia.
El funcionario, quien participó en un ciclo de conferencias en la facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, en Saltillo, señaló, entre otras cosas que “hay quienes piensan que con la presencia de agentes es como se puede prevenir delitos y por eso dan la apariencia de espantapájaros con uniforme y no debe llamarse Policía Preventiva, porque más bien es reactiva, pues interviene después que se cometieron los delitos; el crimen organizado no está concentrado en alguna región y hace que en todo el país estemos inseguros”, y simple y llanamente que en México “no tenemos una Policía científica”.
Corresponde aplaudir a un funcionario público (y más por tratarse de la PGR) que acepta que estructuralmente estamos mal para enfrentar un problema tan grave como lo es el de la delincuencia organizada. Sin embargo, no es suficiente: poco ayuda el reconocer a destiempo, luego de un alud de frases tronadoras pero huecas como “toda la fuerza del Estado contra el crimen organizado” o bien, esa socorrida “guerra sin cuartel contra los narcotraficantes” o más recientemente esas temerarias afirmaciones de que los delincuentes serán sometidos al imperio de la Ley, cuando en realidad “no tenemos una Policía científica”.
Pero al menos algo se avanza. Queda la esperanza de que el ejemplo del subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR llegue a permear en todas las esferas y de una vez y por todas, los que hoy nos gobiernan digan siempre la verdad, ya que la ciudadanía no merece menos.