EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- Un sacerdote católico que enfrenta cargos por su probable responsabilidad en la comisión de un abuso sexual contra un menor de ocho años, se vio beneficiado con la recategorización del delito por parte del titular del Juzgado Primero del ramo penal, Octaviano Sánchez Sánchez.
Atentados al pudor con violencia, es el delito que señaló el Ministerio Público y señala como probable implicado a Carlos Franco Hernández, de 40 años, párroco de la iglesia de Congregación Hidalgo.
Octaviano Sánchez informó que en el proceso penal 343/06 desechó la agravante de la violencia ?porque el niño no gritó, no se defendió?. En su declaración el menor señala que estaba boca abajo viendo la televisión cuando el sujeto se subió y con sus piernas lo retuvo mientras le besaba y mordía la espalda en repetidas ocasiones.
Al restarse la agravante el delito no es grave e incluso en la reclasificación, el juzgador no tipificó el delito de atentados al pudor impropio, al cometerse contra una menor de 12 años de edad que se encuentra en desventaja del agresor y no consideró la personalidad del sujeto activo, o sea, la imposición de respeto que representa un padre.
Por su parte en la agencia del Ministerio Público apelaron la reclasificación que disminuye los cargos contra Carlos Hernández, y el expediente todavía no es enviado al Segundo Tribunal Unitario ?porque no hay tiempos determinados?, explica el juez Octaviano Sánchez.
De tal forma que el sacerdote católico enfrenta el proceso por la vía de la falta penal y dentro de un juicio sumario que puede concluir en seis meses. Además el hombre interpuso un amparo en el Juzgado Tercero de Distrito contra la sujeción a proceso, es decir, solicitó que no se le lleve a cabo ningún juicio.
Carlos Hernández ya atendió una orden de comparecencia en el Juzgado Primero y se reservó el derecho a declarar. Por otra parte, la defensa o representación del menor ?no ha interpuesto ningún recurso a su favor?, dice Sánchez Sánchez.
En la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se atendió la denuncia interpuesta por la madre del menor, de quienes se reservan sus nombres para no afectarlos, pero constan datos en el citado proceso penal.
LA AGRESIÓN
Sobre los hechos se indicó que ocurrieron a finales de agosto de 2006, cuando el menor afectado estaba en casa de una vecina que vive en el segundo cuadro de la zona centro de ciudad. La mujer es de toda la confianza de la madre del menor, quien trabaja y en ocasiones le deja el cuidado del niño.
La vecina recibió la visita de su compadre, quien es identificado como el sacerdote católico Carlos Franco, y el día de los hechos estaba en una recámara con el niño viendo la televisión.
En su denuncia el menor relató que estaba boca abajo con las manos en la barbilla viendo la televisión cuando ?sintió que algo se le había subido en la espalda? y se esforzaba para tratar de zafarse.
Después sintió mordidas en la espada cada vez más fuertes y siguió oponiendo resistencia de forma inútil hasta que fue liberado por Franco Hernández.
El menor salió del cuarto y buscó a su vecina, mostrándole la espalda en que tenía al menos siete mordidas e igual número de sugilaciones (chupetones), motivo por el cual la mujer reclamó la conducta al visitante y le exigió que se disculpara con la madre del menor.
Al llegar la mamá del pequeño fue notificada de los hechos por su vecina y de inmediato acudieron a interponer la denuncia en la PGJE. El certificado del médico legista constató las lesiones que fueron calificadas como eróticas, situación que agravó la conducta delictiva.
El 13 de octubre compareció ante el Ministerio Público el inculpado Carlos Franco y al momento de rendir su declaración se reservó el derecho para hablar. Al día siguiente se consignó el caso para solicitar la correspondiente orden de aprehensión, pero en el Juzgado Primero reclasificaron el delito.