TRIUNFO| RESALTA EL MANDATARIO DE EU QUE LOS NORTEAMERICANOS NO DEBEN "ESPERAR UNA SOLUCIÓN SIMPLE AL CONFLICTO".
En Irak, "nuestras metas son inmutables, pero nuestros métodos para lograrlas son flexibles", asegura Bush.
AGENCIAS
WASHINGTON.-El presidente George W. Bush reconoció el miércoles que está en aumento el descontento popular por la guerra en Irak, pero insistió en que sí es posible lograr la victoria, aunque por la marcha de la situación, octubre es el mes más mortal para las tropas de EU en un año.
"Sé que muchos estadounidenses no están satisfechos con la situación en Irak", dijo el mandatario en conferencia de prensa en la Casa Blanca, a menos de dos semanas de las elecciones legislativas.
En Irak, aseguró, "nuestras metas son inmutables, pero nuestros métodos para lograrlas son flexibles".
"La derrota de los terroristas en Irak es esencial para derrotar a la causa del extremismo en Oriente Medio", insistió Bush, quien reconoció que los estadounidenses no deben "esperar una solución simple al conflicto".
La guerra, indicó, "no se resolverá solamente en el terreno militar", sino que es necesario "alcanzar una solución política".
En este sentido, recordó el anuncio efectuado este martes por el embajador estadounidense en Irak, Zalmay Khalilzad, sobre el logro de un calendario para que el Gobierno iraquí acelere las medidas para hacerse cargo de la seguridad en el país.
Washington insiste en que ese calendario son meras "pautas" o "parámetros", y no se trata de un ultimátum que si Irak no cumple hará que las tropas estadounidenses se retiren.
Bush insistió en este último punto y, tras afirmar que Washington no someterá al Gobierno del primer ministro Nuri Al Maliki a más presión de la que pueda soportar, aseguró que de lo que se trata es de que Bagdad alcance "ciertos hitos en la toma de decisiones necesarias para lograr la paz".
El presidente reconoció que "algunas fuerzas de seguridad iraquíes han actuado por debajo de lo que se esperaba de ellas", pero subrayó que los soldados estadounidenses están "trabajando extraordinariamente" en una situación que calificó de "muy difícil".
Cerca de 90 soldados estadounidenses murieron en Irak en octubre, lo que eleva la cifra de bajas estadounidenses en el país árabe a cerca de dos mil 800 desde que comenzó la ofensiva militar estadounidense en marzo del 2003.