EL UNIVERSAL
MÉXICO, D.F.- "Estoy muy emocionado", dijo don Esteban Morales, y las lágrimas secundaron sus palabras.
A sus 61, años, el campesino oriundo de San Juan Tepemasalco, Hidalgo, afirmó que no esperaba ver de nuevo el cuadro que representa el momento en que Adán y Eva son desalojados del Paraíso y que hasta hace seis años se encontraba en la iglesia de su pueblo.
El cuadro del siglo XVIII fue localizado en 2002 en el Museo de Arte de San Diego y devuelto después de cuatro años de negociaciones en el marco de los tratados binacionales sobre Recuperación y Devolución de Bienes Arqueológicos, Históricos y Culturales Robados.
El cuadro le fue entregado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para su restauración. La obra constituye una de las 13 piezas robadas en esa entidad de las cuales el instituto tiene conocimiento, aunque puede haber más.
A decir de la restauradora Luz de Lourdes Herbert, encargada de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, en el presente año fueron reportados 77 robos en todo el país, en los que fueron sustraídas cerca de mil piezas, de las cuales la tendencia indica que se encontrará una.
El cuadro "Adán y Eva arrojados del Paraíso", de autor anónimo, que presenta en su parte superior pasajes del Génesis referidos al Edén, y en su parte posterior la expulsión de Adán y Eva, fue entregado al INAH, en una ceremonia que se llevó a cabo en la Cancillería ante representantes del instituto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Procuraduría General de la República (PGR), el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes del estado de Hidalgo y la comunidad de San Juan Tepemasalco.
La pieza, que fue identificada a partir de procesos químicos y de estudios estéticos, fue vendida al museo estadounidense en 40 mil dólares, aunque su valor real está por encima de esta cifra. Herbert afirma que lo que es incalculable es el valor que la pieza tiene para la comunidad.
El INAH se encargará de reparar los daños que sufrió la pintura tanto en el desprendimiento de su bastidor original como en su posterior colocación en un nuevo marco.
A decir de la restauradora Ana José Ruigómez, encargada del peritaje, la pieza se encuentra en buen estado, aunque presenta huellas de una intervención. La obra fue cortada de su bastidor original y, para montarla en uno nuevo repusieron la zona perimetral cuidando el color, pero no los rastros que dejó el añadido.
Repintes y la reposición de faltantes también fueron agregados de los hurtadores, que el INAH deberá restaurar en un proceso que, según Ruigomez, será lento, pero que una vez culminado permitirá regresar la pieza a la comunidad.
Lourdes Parga, directora del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes del estado de Hidalgo, señaló, por su parte, que como medidas preventivas para evitar robos se ha trabajado en el registro del patrimonio que ya se está entregando tanto a obispos y párrocos de iglesias y capillas, como a autoridades comunitarias.
Se ha implementado un programa de restauración y reforzamiento de las medidas de seguridad en la iglesia de San Juan Tepemasalco, que se extenderá a todas las que se encuentren en el estado.
Lejos aún de las posibilidades económicas del INAH está la colocación de chips electrónicos en las piezas, razón por la cual el instituto aboga por concientizar a las autoridades gubernamentales y eclesiásticas, así como a la población del cuidado de su patrimonio.