EL PAÍS
LONDRES, INGLATERRA.- Los médicos del hospital londinense Great Ormond Street han tenido que retirar a Hannah Clark, de 12 años, el corazón que otro cirujano le había trasplantado diez años antes. Por fortuna, aquel cirujano había tenido la inspiración de dejar también en el pecho de la niña su maltrecho corazón original, afectado entonces de una gravísima cardiomiopatía (una inflamación del músculo cardiaco), y que durante estos diez años, gracias a que ha cumplido un papel marginal en el bombeo de sangre, se ha recuperado. Hannah sólo piensa en volver a la escuela.
Hannah Clark necesitó un transplante de corazón al cumplir dos años. Los médicos le habían detectado una cardiomiopatía, una inflamación del músculo cardiaco que intenta compensar su escasa capacidad para bombear sangre. En el caso de Hannah, el problema era tan grave que había duplicado el tamaño de su corazón.
En la operación de hace diez años, el cirujano Magdi Yacoub procedió con el trasplante sin extraer el órgano de la niña de su posición natural. Ambos corazones coexistieron, con el órgano donado (o transplante heterotópico) insertado en la parte derecha del pecho y conectado al órgano enfermo. Este último seguía recibiendo sangre, pero la carga de las funciones vitales recaía en el corazón trasplantado.
La pequeña Hannah siguió creciendo con ambos órganos. En una revisión periódica, el pasado noviembre, el médico detectó los primeros síntomas de rechazo del transplante. Se habían producido complicaciones con el sistema inmune de la niña y las medicinas apropiadas en estos casos no surtían efecto. Los especialistas decidieron intervenir de nuevo.
Esta vez en sentido contrario, para anular el funcionamiento del órgano trasplantado. “La cuestión principal que nos planteamos fue si el corazón propio de Hanna se había recuperado. No estábamos seguros de que así fuese, pero decidimos darle una oportunidad”, explicó ayer Sir Magbi Yacoub, cardiólogo de origen egipcio y eminencia mundial en tratamientos cardiomusculares.
Yacoub había operado originalmente a la pequeña y el equipo del hospital Ormond Street solicitó su asesoría en la inversión del trasplante. “Yo le inserté el órgano donante y conocía su posición exacta y su conexión con el corazón de Hannah”, recordó el especialista.
En esta segunda operación, efectuada el pasado febrero, se desconectó el órgano transplantado y se confirmó la buena salud del corazón original. “Se ha recuperado casi por completo. Hannah tiene ahora un corazón normal. Estamos encantados”, señaló Sir Magbi.
