El Senado estadounidense está tomando más tiempo del que en un principio se supuso que le llevaría aprobar la reforma migratoria.
Ni se han cumplido los tiempos estimados ni se trata de una reforma como tal, no al menos de la magnitud que se había pensado, en el sentido de que atendería todas las expresiones de la migración de México hacia Estados Unidos.
Es comprensible que así sea, puesto que se trata de resolver un asunto de gran complejidad, y en el que evidentemente no existe consenso. Por ello, más que un fracaso, debe apreciarse como el curso normal de un proceso que tendrá necesariamente importantes consecuencias.
Después de una intensa discusión, el Senado optó por votar la iniciativa presentada por los republicanos Bill Frist, Check Hagel y Mel Martínez.
La más reciente decisión de los senadores fue la de realizar la votación entre el 24 y el 28 de abril. Pero hay que tener en cuenta que, de aprobar la Cámara de Senadores esta iniciativa, seguirá una conferencia de ésta y de la Cámara de Representantes. Si se aprueba en esa instancia se enviará al presidente George Bush y ésta podrá vetarla, o bien, firmarla y publicarla.
Aún cuando falta ese camino, es oportuno conocer el contenido de la iniciativa, sobre todo cuando existe cierta proliferación informativa que puede llegar a confundir.
Debe quedar claro que por lo pronto no se discute ni el muro fronterizo ni otras medidas propuestas por diversos legisladores estadounidenses y que estaban orientadas fundamentalmente al endurecimiento de la política migratoria.
Los puntos esenciales de la iniciativa se refieren a legalización de extranjeros indocumentados en general, legalización de trabajadores agrícolas, reforzamiento de la patrulla fronteriza, y aumento de Green Cards, puntos de los que a continuación expongo una síntesis: respecto de la legalización de extranjeros indocumentados, hay que precisar que se podrá acceder a este beneficio mediante una de las tres siguientes opciones, determinadas básicamente en función del tiempo de permanencia en Estados Unidos:
1. La primera corresponde a aquellos que hayan vivido en Estados Unidos por más de cinco años consecutivos; que no tengan antecedentes penales; que paguen una multa de dos mil dólares, así como impuestos federales y estatales atrasados; realicen los trámites necesarios y demuestren que saben inglés. El proceso podría llevar hasta seis años.
En este grupo se estima que están siete millones de inmigrantes, de los cuales cinco millones son mexicanos.
2. Para acceder a la segunda opción, se requiere que el interesado haya vivido en Estados Unidos entre dos y cinco años. Para poder iniciar sus trámites tendrían que salir del país por unos días, al menos a una ciudad fronteriza, y desde allí solicitar empleo a través de un programa de trabajadores temporales. Se calcula que podrían beneficiarse cerca de tres millones de personas.
3. La tercera opción es para quienes hayan llegado a la Unión Americana en los últimos dos años. Para iniciar su trámite el interesado tiene que salir del país y trasladarse a su lugar de origen y allí solicitar un permiso como trabajador temporal. Aparentemente, son los que tienen menores posibilidades de obtener su legalización.
Se estima que en este supuesto está un millón de personas.
Por otra parte, la iniciativa prevé la legalización de 1.5 millones de trabajadores agrícolas, especialmente de los campos de California, la mayoría de los cuales son mexicanos.
Para los senadores norteamericanos, la oportunidad que se está brindando a los extranjeros indocumentados para poder legalizar su estancia en el país debe ir acompañada del reforzamiento de la patrulla fronteriza, por lo que la iniciativa incluye la incorporación de 12 mil agentes más para la vigilancia de la frontera.
4. El cuarto punto es el incremento de 290 mil a 450 mil el número de tarjetas verdes (Green Cards o permisos de trabajo) que otorga el Gobierno estadounidense a extranjeros que desean ir a trabajar a ese país.
Más que sugerirle un punto de vista al respecto, le ofrezco esta síntesis de lo que probablemente esté aprobado para finales de abril para que usted decida su punto de vista. Lo trascendente es que puede abrirse la puerta a la posible legalización de 11 millones de personas, en su mayoría mexicanos. Ya se verá en la práctica qué tan amplia o tan estrecha es esta puerta.
Quizá le diga a usted algo la declaración de Edgard M. Kennedy: “Esto no es la solución perfecta. Es un arreglo político”.
