Insiste el mandatario en que el Congreso de EU debe aprobar una reforma migratoria "integral".
EFE
Washington.- El presidente de EU, George W. Bush, hizo hoy un nuevo llamamiento al Congreso para que apruebe una reforma migratoria tras visitar las instalaciones y las fuerzas con las que se combate la inmigración ilegal en la frontera de Texas con México.
De camino a su rancho de Crawford, donde esta misma tarde iniciará sus vacaciones de verano, Bush hizo una parada en la localidad tejana de Mission, donde reiteró que EU necesita una reforma de las leyes migratorias "integral".
Reconoció que el debate que plantea este asunto es muy importante para la nación e insistió en que lo que hay que tener en cuenta es que EU debe proteger sus fronteras pero, al mismo tiempo, mantener su trayectoria histórica de país acogedor y abierto.
"Tenemos la obligación de asegurar nuestras fronteras y tenemos la obligación de tratar a la gente con consideración y respeto. Y vamos hacer las dos cosas", aseguró.
Bush pronunció su discurso tras haber visitado las instalaciones de la Patrulla fronteriza y a los efectivos de la Guardia Nacional desplazados a la zona, y tras haber comprobado cómo funcionan algunos de los equipos con los que se trabaja para frenar la llegada de inmigrantes indocumentados.
El presidente reconoció que son necesarios más recursos, tanto humanos como tecnológicos, para llevar a cabo esta tarea y recordó su compromiso de entrenar a seis mil nuevos agentes fronterizos que puedan sustituir a los efectivos de la Guardia Nacional que ahora realizan esas funciones.
"Vamos a construir una frontera virtual" con nuevas herramientas tecnológicas que ayudarán a detectar y controlar los movimientos de indocumentados, de armas y de drogas, aseguró.
Subrayó una vez más que los esfuerzos que se están haciendo para el control de fronteras no tienen como objetivo militarizar la zona.
De hecho, los efectivos de la Guardia Nacional no detienen a los inmigrantes indocumentados, sino que eso lo hacen los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Bush ha vuelto a dejar muy claro que está empeñado en sacar adelante la reforma de las leyes migratorias del país, pese a que se trata de un asunto que puede pasar factura a su Partido Republicano en las elecciones legislativas del próximo noviembre.
Lo hace también en contra de algunos congresistas republicanos que ven las propuestas de presidente en esta materia como una especie de amnistía encubierta y que se niegan a dar su voto a un proyecto que conlleve a la legalización de buena parte de los inmigrantes indocumentados en EU.
El presidente remarcó hoy que no está a favor de la amnistía para los que han entrado en el país de forma ilegal. No obstante, advirtió a sus correligionarios que "no se puede deportar a diez millones de personas".
Eso es algo que, dijo, puede sonar bien en los círculos políticos pero que, a su juicio, es "poco realista" y "no va a funcionar".
Pese a los continuos llamamientos de Bush a favor de la polémica reforma, algunos de los republicanos de la Cámara de Representantes siguen sin estar convencidos y han fijado una serie de nuevas audiencias sobre este asunto.
Los demócratas ven esta iniciativa republicana como un intento más de torpedear el proceso de armonización bicameral de los respectivos proyectos legislativos que aprobaron las dos cámaras y, en consecuencia, la aprobación definitiva de la reforma.
La versión aprobada por la Cámara Baja en diciembre del año pasado recrudece las medidas contra la inmigración ilegal y no incluye ningún alivio migratorio para los doce millones de inmigrantes indocumentados que se calcula viven en EU.
La que aprobó el Senado, en mayo pasado, incluye un programa de trabajadores temporales y una vía para la legalización de buena parte de la población indocumentada.