EL UNIVERSAL
PARÍS, FRANCIA.- Grupos de encapuchados incendiaron ayer otros dos autobuses a las afueras de París tras obligar a los pasajeros a apearse y cuando se cumple un año del estallido de la ola de disturbios que azotó decenas de barrios conflictivos de Francia durante tres semanas.
Los dos vehículos fueron incendiados en Blanc-Mesnil, en la periferia noreste de París, sin que se produjeran heridos, informó la Policía.
“Es distinto a lo ocurrido hace un año”, declaró el alcalde de la localidad, Daniel Feurtet, en la emisora France Info, y precisó que anoche no había más policías que de costumbre.
Sin embargo, las autoridades anunciaron el despliegue de cuatro mil policías y gendarmes en los barrios conflictivos del país, especialmente en la periferia de París, para reforzar a los agentes locales y proteger la seguridad de los ciudadanos.
Se trata de un dispositivo “discreto pero eficaz”, indicaron fuentes policiales, al señalar que los refuerzos serían utilizados según sea necesario. En Blanc-Mesnil, un primer autobús fue incendiado poco después de las 18:00 locales (16:00 GMT), por dos encapuchados armados que obligaron a los quince viajeros y al conductor a apearse, antes de arrojar gasolina y prender fuego al vehículo, que se empotró contra una barrera.
La quema del segundo autobús se produjo hora y media después en otro lugar de la localidad. Un encapuchado detuvo el vehículo y luego una decena de personas, igualmente encapuchadas, rompieron las ventanas y arrojaron artefactos incendiarios.
Después del segundo ataque, los autobuses que circulaban en la ciudad se han dirigido a las cocheras a petición de la Policía, indicó la empresa de transporte urbano.
Ya son seis los autobuses incendiados en Francia en los últimos dos días. Todos, salvo uno en un barrio conflictivo a las afueras de Lyon (sureste) lo fueron en zonas periféricas de París, donde, según advertían hace poco los servicios de información de la Policía, persisten muchas de las condiciones que llevaron al estallido de la ola de disturbios en 2005.
En esa ola de disturbios, más de diez mil vehículos, en su gran mayoría coches privados, fueron pasto de las llamas, mientras que más de 300 edificios sufrieron destrozos.
