Estoy desesperado. Desde hace días tengo un problema que hasta ahora no he podido resolver. Tal vez no sea tan grave, sin embargo, no puedo dejar de pensar ni un solo momento en él. Perdona que comparta contigo mis problemas personales. Sé que este espacio no es el adecuado para hablar de mi vida privada, pero ahora no tengo cabeza para pensar en otra cosa.
El Día del Padre se acerca peligrosamente y todavía no sé qué regalarle al mío. Ese es el problema que me ha robado el sueño. Mi padre siempre me ha dado lo mejor, es decir, su amor. Es por eso que mañana quiero hacerle un regalo que nunca olvide y hasta el momento no se me ocurre ninguno. ¿Un libro? Imposible, ya los tiene todos. ¿Un disco? Sería como regalarle una gota de agua al mar. ¿Unos calcetines? Eso siempre le regalaba cuando estaba en primaria. ¿Un teléfono celular? Es alérgico a las novedades tecnológicas.
Estoy seguro que si le pregunto qué quiere, me va a decir que nada, que con mi amor es suficiente. Pero mi amor lo tiene siempre y no sólo en el Día del Padre. Es por eso que quiero regalarle algo, que aunque sea pequeño, le demuestre cuánto lo quiero.
En momentos como éste me gustaría ser un político. ¿Se imagina? Si fuera un servidor público qué no podría regalar. Se dice que Carlos Salinas de Gortari, por ejemplo, le “regaló” a un amigo cercano una pequeña e insignificante empresa: Telmex. ¿Acaso no es ése un buen obsequio? Creo que mi papá se conformaría con un regalo semejante.
Nuestro presidente también se caracteriza por regalar cosas magníficas, pues ha otorgado nombramientos envidiables a personas carentes de capacidad y de lealtad a México. Un ejemplo de ello fue Santiago Creel que, aun sin el poder que le otorgaba la Secretaría de Gobernación, sigue sembrando por todo el país el divisionismo y la aversión hacia la figura presidencial y hacia su partido. Hace unos días Santiago Creel estuvo de gira por Coahuila y cometió la burrada de decir que si Felipe Calderón llega a la Presidencia el gobernador del Estado se vería en apuros. ¿Acaso ésa es una manera de promover el voto albiazul?
Otro que se caracteriza en hacer regalos espléndidos es Andrés Manuel López Obrador, con la diferencia de que el único destinatario de esos obsequios es él mismo. Cuando fungía como jefe del Gobierno del Distrito Federal, organizó una cadena de corrupción para obtener los fondos necesarios para su campaña presidencial. Aunque los perredistas nieguen que los recursos del tabasqueño tengan un origen ilícito, existen pruebas que demuestran lo contrario. En primer lugar, está la declaración de varios empresarios quienes se vieron forzados a sobrefacturar sus productos o servicios y de esta manera se obtuvo algún beneficio. Por otro lado, está la falta de transparencia en dicha Administración, la cual nos impide saber cuánto se gastó en el distribuidor vial del Periférico y, sobre todo, cuánto obtuvo el PRD por esa construcción.
Pero la generosidad de los políticos no sólo se da a nivel nacional, sino también en Coahuila. Cuando Enrique Martínez era gobernador, y Humberto Moreira alcalde, se llevaron a cabo obras para las cuales se contrataron a empresas descalificadas. Las consecuencias fueron evidentes, sin embargo, la realización de esas vialidades les reportó un gran beneficio a las constructoras agraciadas.
Qué lástima que no sea un político para poder regalarle a mi padre una empresa como Telmex, un cargo público, la licitación de una obra o el dinero que se obtenga de los manejos corruptos. Lo siento mucho papá. Tal vez tengas que conformarte con un libro o con un par de calcetines, pero eso sí, vendrán envueltos con todo el amor que siento por ti.
javier_fuentes@hotmail.com
