Conforme estaba previsto, el consejo general del IFE registró ayer a cinco candidatos presidenciales. Esa decisión del órgano electoral será impugnada sólo en uno de los casos, el del partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. Los dirigentes que buscaron la sustitución de Patricia Mercado se inconformarán ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Difícilmente una sentencia ordenará el registro del aspirante propuesto por la columna campesina, Víctor González Torres. Cuando más, el criterio judicial puede coincidir con el de los cuatro consejeros del IFE que, en minoría, se inclinaron por no otorgar registro a ninguna de las solicitudes surgidas de ese nuevo partido, que a la tierna edad de seis meses ha dado señales de lamentable vetustez.
Aun si la decisión del Tribunal refrenda la del IFE, no es previsible una partición del nuevo partido, como harían creer las invectivas que se cruzan los protagonistas del diferendo. Ambas partes estarán interesadas en recoser la tela del partido, tarea no imposible cuando las diferencias surgen por conveniencias que pueden conciliarse. De hecho, así surgió ese partido: dos tendencias y agrupamientos que jugaron a utilizar a los de enfrente, y en consecuencia depusieron sus diferencias, porque así convenía a su interés, que era contar con un partido político, con su posibilidad de presentar candidatos y obtener financiamiento.
Cuando concluya la fase judicial del conflicto y sea irreversible la candidatura de Patricia Mercado, la corriente de Ignacio Yris, Héctor Sánchez y Carlos Berumen se adosará sin dificultad acaso no a la campaña presidencial pero sí al activismo para conseguir cargos legislativos.
Si el razonamiento para apoyar a González Torres es que garantiza la permanencia del partido, por lógica debe interesarles su propia permanencia en el partido. Tal vez sean restituidos en sus puestos los que fueron depuestos, y todos juntos procurarán sacar provecho al financiamiento, y reinstalar al partido en la buena opinión que de él tenía un cierto sector de la sociedad que ha asistido perplejo al despliegue de descalificaciones -certeras en términos generales- que se cruzaron los participantes en el pleito que se aproxima a su fin.
Hasta podría ocurrir que la incipiente alianza entre la columna campesina y el Dr. Simi, limitada hasta ahora a su candidatura presidencial, no se rompiera y sea posible que González Torres encabece la lista de candidatos a senadores o diputados, tal vez con una aportación proporcional a los cien millones de pesos que se calculó valía la candidatura presidencial.
Puesto que no está sujeta a ninguna restricción -no hay registro condicionado de candidatos presidenciales- Patricia Mercado podrá iniciar hoy su campaña, tal como harán los cuatro contendientes restantes. Sólo un asomo de prudencia la haría permanecer quieta o moderar el comienzo de su activismo, pues sería grave para el partido, ya de por sí zarandeado por este enfrentamiento el que una resolución judicial echara atrás la postulación ahora aprobada, con el consiguiente desperdicio de recursos y pérdida adicional de la credibilidad que Alternativa debe forjar.
El resto de los candidatos echará a andar su campaña sin problema, y tal como estaba previsto. El diseño y la localización del acto inicial son significativos porque denotan el talante de la campaña y el de la política que se propone. Mencionaré a los tres candidatos con posibilidades de victoria en el orden alfabético de sus apellidos, no en el que muestran las encuestas, porque aquél es inmutable y porque todavía no es sistemáticamente claro si el candidato del PAN o el del PRI contenderá frontalmente con el del PRD, que sigue encabezando los sondeos de intención de voto.
Felipe Calderón comenzará su proselitismo en El Toreo, que es un modo de iniciarla simultáneamente en el Estado y la Ciudad de México. Se trata de un mitin cerrado, presumiblemente con el despliegue de tecnología de espectáculo utilizado en su toma de protesta, realizado en un recinto semejante, el Palacio de los Deportes. Andrés Manuel López Obrador viajará a Metlatónoc, en la Montaña de Guerrero, quizá el municipio más menesteroso del país.
Aunque es posible que se reúnan allí partidarios del candidato perredista provenientes de otros puntos de aquella entidad, es evidente que López Obrador no va allí a cosechar votos (lo que tal vez sería redundante, pues allí hay ayuntamientos perredistas desde los noventa) sino a subrayar el mensaje que va implícito en el nombre de la coalición que lo postula, que es apócope de la expresión que usó como lema de campaña en su búsqueda del Gobierno capitalino: Por el bien de todos, primero los pobres, Roberto Madrazo hará primero una guardia ante el feo monumento a Luis Donaldo Colosio en Paseo de la Reforma, y viajará después a Ecatepec, un muy poblado municipio que si bien ha crecido con colonias de clase media (lo que acaso explicaría que hace seis años el ayuntamiento fuera ganado por el PAN) contiene sobre todo asentamientos de precaristas que son la base de votantes de su partido.
Como si con él tuviera que convenir detalles de su presencia en esa zona, Madrazo se entrevistó anteayer con el obispo de la diócesis, Onésimo Cepeda, un prelado mundano en exceso que se muestra demasiado en contacto con los candidatos del PRI, como se comprobó hace seis años cuando se esforzó por llegar, abriéndose paso de cualquier modo, hasta Francisco Labastida.