De los 158 internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de la capital del estado que fueron trasladados al penal de Gómez Palacio, 118 fueron traídos nuevamente a la ciudad de Durango, debido a que los familiares de los presos manifestaron su inconformidad por dicho cambio.
El pasado 5 de noviembre fueron trasladados 158 internos del Cereso No. 1, con sede en la ciudad capital, hacia el Cereso No. 2, en Gómez Palacio, como una forma de abatir un poco la sobrepoblación del primero de los penales mencionados, ya que ascendía a 500 reos en ese momento.
Sin embargo, el líder social Pedro Ávila Nevárez se basó en la voz de los familiares de los internos que fueron cambiados y gestionó que a estos presos los regresaran pues al parecer el movimiento se hizo sin tomarlos en cuenta y no como lo habían anunciado tanto el secretario de Seguridad Pública, Apolonio Betancourt Ruiz, y el director del Cereso No. 1, Antonio Molina Díaz, que ellos habían estado de acuerdo.
Ávila Nevárez comentó que para las familias de los internos removidos sería difícil ir hasta La Laguna a visitarlos y argumentó que no era un trato digno para los presos, por lo que hizo un llamado al Ejecutivo estatal, Ismael Hernández Deras, para que los regresaran.
Por su parte, Betancourt Ruiz dijo que el movimiento se hizo para que estuvieran más a gusto, pues en el Cereso No. 2 hay espacio para 200 internos, mientras que en el de la capital el sobrecupo en ocasiones rebasa los 500 lugares; sin embargo, tuvo que ordenar que regresaran a 118 de los reos que ya estaban en Gómez Palacio.