La reubicación de los ?paracaidistas? ya fue aprobada por el Cabildo, pero los afectados desconocen el proyecto.
EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- Para don Julio López Trejo, el irse sería arriesgar su casa, un pequeño cuarto hecho de madera y láminas donde sólo cabe una cama y en cuya pared tiene pegado un cartel con la leyenda: ?Primero los pobres?. Esto es todo su patrimonio, mismo que asegura estaría arriesgándolo por un lugar desconocido y apartado del municipio.
A pesar de que durante la última sesión de Cabildo se aprobó el cambio de uso de suelo y la reubicación de los ?paracaidistas? de San Salvador Atenco a lo que será Ampliación San Fernando, los más de 120 afectados desconocen el proyecto y aseguran que no se marcharán.
La alcaldesa Rosario Castro Lozano aseguró que sería el Estado quien se encargue de realizar las negociaciones y trámites para que las personas que durante años han asentado sus viviendas en terrenos irregulares puedan cambiar su situación.
El señor López reconoce que la situación irregular en la que se encuentran las familias que habitan a un lado del canal de Sacramento ha ocasionado, aseguran, la marginación de las autoridades en cuanto al acceso de los servicios básicos como agua potable y alumbrado, incluso la entrega de hules durante las lluvias pasadas.
?A nosotros no nos queda de otra más que echarle ganas porque no tenemos a dónde ir y a donde nos quieren mandar está muy lejos, a qué nos vamos?, dice don Julio. Dicha versión es corroborada por otros vecinos como el señor José Pérez García, quien asegura que su situación no mejorará estando prácticamente ?en las faldas del cerro y apartado de todo?.
?Tenemos familia, en caso de que nos pase algo no hay ni hospitales ni ejidos cerca, de por sí uno batalla para encontrar trabajo aquí si no vamos para allá vamos a estar peor?, señala Pérez García. Otras vecinas creen que la propuesta del Municipio sobre la reubicación además de las advertencias sobre el riesgo que corren al estar en dichos asentamientos se debe únicamente a que ?los quieren asustar? pero la mayoría no cree que las autoridades se atrevan a removerlos.
Hasta ahora los vecinos tienen acceso al agua potable debido a que cuentan con varias tomas clandestinas por lo que cada uno de los habitantes tiene en el interior o afuera de sus casas varias cubetas con agua.
Además, en varios hogares tienen ?diablitos? para obtener energía eléctrica, lo que constituye un riesgo debido a que las casas en su mayoría están hechas con materiales flamables como madera, cartón, papeles diversos y láminas. Dichas viviendas reposan sobre un terreno cuya superficie también es irregular donde el agua en temporada de lluvias suele estancarse a la par con los montículos de basura que hay en la parte trasera.
?Éste es nuestro hogar, nos costó mucho tenerlo, no tenemos para pagar una renta y si nos vamos lejos vamos a perderlo todo?, acotó José Pérez, quien asegura que por parte del Municipio ninguna autoridad se ha acercado a hablar con ellos para exponer el tema.
Sus habitantes
Los habitantes de San Salvador Atenco niegan rotundamente que haya menos de 70 familias instaladas, el Municipio anteriormente aseguró que se realizaría un padrón para saber exactamente cuántas personas son en esta colonia irregular pero hasta el momento no se ha realizado. No obstante hay varias propiedades ?jacales? vacíos en la zona, lo que aseguran tiene una explicación, pues los colonos señalan que muchas de las amas de casa se desempeñan como trabajadoras domésticas en la mañana y que los hombres suelen trabajar en la construcción.