Durango

Remembranzas y desilusión

El 24 de febrero de 1944 un grupo de muchachos salimos de Velardeña rumbo a la Estación de Pedriceña para tomar el tren a las 5:00 de la tarde, procedente de Torreón, para trasladarnos a la ciudad de Durango, a donde llegamos a las 9:00 de la noche. El motivo del viaje era asistir a la inauguración del Monumento a la Bandera, que sería justamente el 24.

Como a las 11:00 de la mañana de ese día nos juntamos en el puente de 5 de Febrero y de ahí subimos al Monumento, donde había una multitud bastante numerosa; la Banda de Policía de la Ciudad de México, que dirigía el maestro Melquíades Campos, tomaba sus respectivos lugares; había niños de muchas escuelas, autoridades civiles y militares y público en general; empezaba el acto con la llegada del Gral. Elpidio G. Velásquez, gobernador del Estado de Durango, acompañado de miembros de su gabinete.

Encontramos un buen lugar, parados sobre unos costales llenos de confeti de colores verde, blanco y rojo, mismos que con nuestro peso se empezaron a romper. Comenzaba a tocar la Banda cuando llegaron unos soldados, nos hicieron bajar de los costales y nos llamaron la atención. Nos hicieron cargarlos y los llevamos a un vehículo del Ejército que estaba debajo de la escalinata; se llevaron a dos muchachos, Jorge y José, yo me escabullí para no acompañarlos y me regresé a escuchar el discurso del señor Gobernador y a la gran Banda de Música y todo el espectáculo festivo de la inauguración.

Unos cuantos minutos después de iniciado el programa oímos el ruido de un avión que se acercaba a baja altura rumbo al Monumento, y al pasar frente a éste salía un chorro de confeti verde; en la segunda vuelta salía c onfeti blanco y al final el rojo. Después, los amigos que se llevaron nos platicaron que al pasar por el Monumento abrían los costales por el orden de los colores de la bandera y con la presión del aire salían en su orden correcto en el cielo. Debo decir que a José y a Jorge los regresaron al Monumento mareados y amarillos, mientras la gran Banda de Policía tocaba magistralmente marchas mexicanas bajo la dirección del excelente músico de Ciudad Lerdo, Melquíades Campos.

Por la noche se iluminó profusamente el Monumento a la Bandera, la cual fue solemnemente izada durante la ceremonia, destacando en el gran torreón las claraboyas con los colores patrios.

Este relato viene a cuento porque hace unos días quería llevar a mis nietas a conocer el famoso Monumento. Antes de llevar a cabo la visita con mis nietas, fui a ver en qué estado se encontraba. Al parar mi coche frente a la escalinata pude notar el grado de descuido en que se encuentra todo el entorno: las esferas de cantera que estaban sobre la balaustrada con arbotantes ?que alguna vez tuvieran luz- no existen ya.

Graffitis y daños en todas partes. La escalinata de cantera pintada de un color rojizo, varios escalones quebrados por algunos viciosos que subieron su camioneta a dar vueltas por la glorieta del Monumento. Y ?más despreciable aún- las leyendas obscenas alrededor. El hermoso altorrelieve esculpido al fondo directamente en el cerro, con la siguiente leyenda ?A mi Bandera: El pueblo de Durango. Febrero 24 de 1944. Administración del C. General Elpidio G. Velásquez?, no se salvó de los graffitis y letreros obscenos.

La responsabilidad de este abandono no es solamente de las autoridades municipales, es responsable toda la ciudadanía, clubes de servicio, autoridades de educación, sociedades de comercio, iglesias, logias masónicas, entre otros. El cuidado de este Monumento no debería limitarse a una barrida y una regada el día antes del 24 de febrero, Debe ser permanente.

Fuera de la balaustrada existe una casa para el vigilante, que está en completo abandono. En un tiempo un velador se encargaba de esta función para evitar el vandalismo.

Por toda esta historia cancelé la visita con mis nietas hasta que estas venerables canteras esculpidas por mi amigo el cantero Santiago López, discípulo del escultor don Benigno Montoya, sean restauradas debidamente.

Termino estas notas con un verso del Corrido de Durango, del Ing. Alfonso Terrones Benítez: ?Monumento a la Bandera/ que recorta su silueta/ en el cerro de cantera/ donde tiene su glorieta?.

PD: El pasado 20 de febrero visité nuevamente este espacio y me di cuenta de que tres empleados municipales estaban dándole una ?raspada? al lugar, sin el menor conocimiento de cómo se trata el tallado de cantera y la reposición de escalones rotos, que seguramente se van a repintar del color rojizo antes mencionado.

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