En medio de este clima de incertidumbre política y de crispación, afortunadamente aún hay asideros para impedir que esta nave no se vaya a la deriva. Uno de ellos es el crecimiento económico, que en este año será significativo. Como lo hemos comentado en ocasiones anteriores, falta ver la naturaleza de los motores que están impulsando la economía en este año, y uno de ellos bien puede ser el gasto público, que se soltó notablemente en los primeros meses, lo cual amerita una reflexión posterior. El otro sin duda son las remesas, que siguen su camino ascendente de manera inexorable, a contrapelo de las reiteradas predicciones de que su ritmo de crecimiento amainaría, luego de que en los últimos años éste ha sido del 20 por ciento en promedio. Incluso en este año podría estar rondando el 25 por ciento ya que en el primer semestre se incrementaron en 23 por ciento en relación al mismo periodo de 2005, algo verdaderamente extraordinario, en medio de un desempeño económico francamente mediocre.
La tan anunciada reducción en el ritmo de crecimiento de las remesas, a decir de algunos analistas, se apoya en varios supuestos y en probables políticas que aplicaría el país vecino: que en la medida que las segundas generaciones de mexicanos regularicen su situación en Estados Unidos, podrían dejar de enviar recursos a sus familias, la construcción del muro en la frontera, y la intención de gravar los envíos por parte de algunas entidades estadounidenses. Hace algunos años mencionábamos un escenario hipotético en el que los fondos de las remesas dejarán de fluir de manera importante, el futuro parece querernos alcanzar. Cabe recordar que actualmente emigran poco más de 400 mil personas hacia los Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida, frente al desempleo y las condiciones tan precarias en el empleo que hay. Previsiones del Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan que en los próximos 15 años seguirán saliendo 300 mil mexicanos anualmente, de manera que por este frente el envío de las remesas parece seguir firme.
No se puede tapar el sol con un dedo, más del 80 por ciento de los empleos generados y registrados en el IMSS en los últimos meses son eventuales, mal remunerados y, en general, de condiciones muy precarias, luego entonces no es sorprendente que la gente opte por probar suerte ?del otro lado?. Aquí se encuentran las razones principales de la emigración y no los malabares verbales de los funcionarios públicos para justificar la incapacidad de esta estrategia económica para generar empleos bien remunerados, a saber: que la gente se va por razones culturales, ya que teniendo empleo decide emigrar.
Está actitud displicente del fenómeno migratorio y sus efectos por parte de los funcionarios públicos tienen otras expresiones. Recientemente, al explicar los factores, de primera importancia, determinantes para que en el primer semestre del año la cuenta corriente de la balanza de pagos registrara superávit, se destacó que, además del petróleo y el sector automotriz, las remesas contribuyeron de manera determinante. Sin embargo, en otras ocasiones, funcionarios del propio Banxico han desdeñado este aporte fundamental de los ?expulsados? por la política económica del conservadurismo fiscal.
Sobre el papel de éstas en la estabilidad social no hay duda alguna, vamos, hay quienes piensan que los 20 mil millones de dólares que envían los migrantes desde Estados Unidos están financiando la paz social en el país, tal como lo ha expresado el relator especial para los Derechos Humanos de los Migrantes de la ONU. Una aseveración bastante fuerte, sin duda alguna.
En una palabra, las remesas contribuyen de manera fundamental a la estabilidad integral del país, éstas, se ha dicho hasta la saciedad, junto con el petróleo están manteniendo la viabilidad del país y de la economía. Los mismos factores están contribuyendo para que los promotores de la política económica mantengan esta estrategia ufanándose de que está dando resultados, al mismo tiempo que pospone la necesaria reforma fiscal que tienda a proporcionarle al gobierno los recursos necesarios para financiar las necesidades sociales y de crecimiento del país.Como vemos, casi todos los ámbitos de reflexión sobre la economía y la sociedad de nuestro país nos conducen a la necesidad de poner sobre la mesa la cuestión del modelo económico. Asunto en el que el próximo presidente, y el Congreso, tendrán que tomar decisiones de manera muy clara y decidida y no limitarse a señalar y a reconocer las carencias de éste; deterioro de cadenas productivas, baja competitividad, falta de capital humano, desempleo, pobreza, mala distribución del ingreso, pero sin hacer nada sustantivo al respecto. Hay tareas
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