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REPORTAJE | Intentan olvidar la pesadilla

Cristal Barrientos Torres

VIOLENCIA DOMÉSTICA | VIVEN MUJERES MALTRATADAS HUYENDO DE SUS EX PAREJAS.

El Siglo de Torreón

?Mariana? llegó al albergue Caminos de Esperanza con el rostro desfigurado.

TORREÓN, COAH.- ?Mariana? está cansada de escapar, de vivir huyendo, pero la distancia nunca parece ser suficiente. Apenas llega a una ciudad cuando, sin hacer maletas siquiera, tiene que irse a otra. En su camino, trata de no dejar ningún rastro que pueda delatar el lugar donde está.

Su esposo la persigue porque ella sabe demasiado, por eso ?Mariana? huye, escapa cada vez que siente que la puede encontrar. Ahora, protegida por los muros del albergue Caminos de Esperanza, pasa los días junto a mujeres que son esposas de políticos, empresarios, narcotraficantes, guardaespaldas y de policías vinculados al crimen organizado, y quienes -hartas de ser víctimas de abuso físico, emocional y sexual- decidieron abandonarlos.

Las mujeres del albergue están protegidas porque sus vidas corren peligro. Sus parejas tienen el poder y el dinero para perseguirlas. Y aunque ellas no tengan la más mínima intención de hablar sobre las actividades ilícitas de los que fueron sus parejas, están amenazadas de muerte.

Mariana dice que a su esposo no le bastaron los golpes que le dio durante años. Asegura que las cicatrices del cuerpo no se comparan con las que lleva en el alma, porque ésas no se borran con nada.

Cuando llegó al albergue Caminos de Esperanza, ?Mariana? tenía el rostro desfigurado. El tiempo logró que su cara volviera a ser la de antes, pero aún llora cada vez que recuerda la violencia de la que fue víctima, y le duele aún más la inestabilidad emocional de sus hijos. Ellos la acompañan en su huida, siempre con el miedo de que su padre los pueda encontrar para obligarlos a regresar.

A pesar de que los albergues de máxima seguridad como Caminos de Esperanza, tratan de mantener en el anonimato la identidad de las mujeres, algunos de los agresores, valiéndose de su posición, logran conocer el lugar donde se encuentra el refugio.

En las afueras de esta casa, es común ver automóviles rondando, escuchar disparos e incluso hasta una serenata, aunque no precisamente para cantar canciones de amor o para pedir perdón, sino para decirles, con música, que un día pueden aparecer muertas en cualquier lugar.

Sin embargo, para cuando los agresores detectan la ubicación del refugio, sus esposas ya están muy lejos. Algunas son enviadas a otros municipios o al extranjero, de manera que lo único que consiguen es provocar crisis de histeria entre el resto de las mujeres del albergue, que nada tienen qué ver.

Ellos insisten, acosan y amenazan a las trabajadoras del albergue para que les digan en dónde se encuentran sus esposas, pero el personal, así como los familiares de las víctimas, están capacitados para no dejarse intimidar, y sobre todo para no dar ningún tipo de información. Hasta ahora ningún agresor ha logrado ingresar a Caminos de Esperanza.

El Siglo de Torreón no dará a conocer los nombres de las personas que trabajan en este centro para no poner su vida en peligro. El albergue funciona desde el mes de noviembre de 2005 como una Organización No Gubernamental, y tiene capacidad para 17 familias, es decir, mujeres con hijos menores de edad.

De acuerdo a la directora del albergue, Caminos de Esperanza atiende un promedio regular de diez familias diarias, y tiene como objetivo salvaguardar su integridad física. En este lugar se les da apoyo psicológico, terapia individual, grupal y familiar, además de asesoría legal.

El refugio se sostiene gracias a los donativos de empresarios y a la ayuda de la sociedad, incluso hay dos compañías que ofrecen trabajo a las mujeres que deciden quedarse a vivir en Torreón. ?Nos hace falta más apoyo, el sostenimiento de la casa es costoso?.

Y es que en el albergue se da un promedio de dos mil comidas mensuales, además a las internas se les proporciona atención médica en el consultorio de primer nivel que se construyó gracias al apoyo del Club Rotario de Torreón.

La directora asegura que Caminos de Esperanza es un albergue de alta seguridad, el cual se rige por el modelo de la Red Nacional de Refugios. El Ayuntamiento y el Gobierno del Estado, las apoya con seguridad las 24 horas del día, incluso dentro del lugar hay un policía que vigila de manera permanente.

En el centro hay un programa de auto-cuidado porque las mujeres están expuestas a que las maten. ?Algunas de ellas ya no están en el albergue por el alto riesgo que enfrentan, porque sus maridos las quieren asesinar, otras porque saben mucho de lo que se dedican sus parejas, por eso, a través de la red que tenemos, las enviamos a otros estados, incluso al extranjero?.

Sin embargo, los agresores no se dan por vencidos tan fácilmente, por eso persiguen también a las prestadoras de servicio de los albergues: ?Cuando no las encuentran nos amenazan para que les digamos en dónde están, pero eso no sucede, primero porque ellas ya no quieren regresar, segundo porque ya están muy lejos y tercero porque tanto el personal como los familiares son entrenados para evitar dejar atemorizarse ante las amenazas?.

En los últimos días se registraron varias alertas rojas en el albergue, en consecuencia, las víctimas sufrieron crisis de histeria. El peligro nunca ha pasado a mayores gracias a la intervención oportuna de la Policía Municipal.

La directora está segura que ningún agresor logrará ingresar al albergue, ?eso no sucederá; no están solas, en este lugar las protegemos a ellas y a sus hijos, sin ningún costo. Han vivido situaciones muy lamentables y generalmente sus niños tienen baja estatura, les falta peso, algunos padecen anemia y serios problemas emocionales?.

SENTIMIENTOS DE CULPA

La psicóloga del refugio comenta que las mujeres llegan acabadas, sin deseos de vivir, de hacer nada, incluso con sentimientos de culpa, ?se preguntan constantemente ?por qué separé a mis hijos de su padre?, ?por qué lo dejé?, incluso muchas se quieren regresar al día siguiente de llegar porque se sienten responsables de ocasionar el coraje de sus parejas, por eso no pueden estar tranquilas en ningún momento, las crisis son diarias?.

En cada una de ellas, dice, hay una historia de vida relacionada con la violencia desde el hogar, es decir, muchas mujeres se casan con personas agresivas y peligrosas, porque de pequeñas fueron golpeadas por sus madres o padres.

La decisión de abandonar a sus parejas, agrega, la toman cuando ven que sus hijos también son lastimados, además de que, después de tantos años de vivir sin felicidad, son víctimas de la depresión y de la tristeza.

?Lo primero que piensan es ?tengo que salir de aquí como sea?; algunas huyen sin sus hijos, otras van por ellos a la escuela y ya no regresan porque saben que si se quedan se mueren, y para huir generalmente piden la ayuda de un vecino, de alguna maestra o simplemente toman un taxi y a los choferes sólo les dicen ?lléveme lejos?, y las dejan en lugares donde saben que las pueden ayudar como el DIF o la Procuraduría de la Familia?.

La psicóloga reconoce que tres meses de terapia no son suficientes, pues en este tiempo no se pueden borrar los años que vivieron de violencia: ?Es imposible sanarlo, pero lo importante es que ellas tomen sus terapias cada tercer día, el trabajo se enfoca en darles información que no saben, porque muchas veces ellas creen ?porque así se los enseñaron en casa- que tienen que aguantar golpes. Se sienten responsables y esto las hace soportar muchas cosas, se sienten nada como mujeres y como madres, creen que fallaron, que no hicieron lo que tenían que hacer, se sienten muertas en vida?.

Y si para las mujeres es difícil superar la violencia, para los niños es peor. Ellos llegan tristes, enojados, y también desconcertados porque no saben qué va a pasar, siempre con el temor de que su padre los pueda encontrar.

Para los pequeños es difícil vivir en un albergue porque no sólo dejan sus casas, también la escuela. La convivencia entre los hijos de las internas es difícil porque casi todos son violentos y rebeldes, mientras que la relación de las mujeres es distinta: siempre hay un sentimiento de solidaridad.

Antes de cumplir los tres meses, dice, el personal trabaja con las mujeres para formar un plan de vida, es decir, establecer con qué recursos y ayuda cuentan, además se les da la orientación para que sepan a dónde acudir o cómo reaccionar cuando se presente una situación de riesgo.

?Una vez que salen del país o su ciudad de origen, ya no regresan, se van lejos de las personas que tanto daño les causaron; de este lugar salen dispuestas a tomar las riendas de su vida?.

?Las refugiadas?

Para la abogada del albergue Caminos de Esperanza, resulta difícil convencer a las víctimas de violencia intrafamiliar para que interpongan una denuncia en la Agencia del Ministerio Público, pues temen perder la patria potestad de sus hijos y a la venganza de sus esposos.

Sin embargo, la abogada aclara que es más difícil enfrentarse a la falta de sensibilidad de los agentes del Ministerio Público, quienes en forma despectiva le llegan a comentar ?hay, ya vienes con tus refugiadas?, y cuando la denuncia es contra alguna persona importante, el trabajo es obstaculizado y tiene que enfrentarse a la posibilidad de que los funcionarios ?filtren? la información del paradero de las víctimas.

?Como son esposas de políticos, empresarios y de personas vinculadas al crimen organizado, la cuestión legal se dificulta bastante; nos confrontamos con los mismos agentes, a veces no podemos hablar de más porque son los contactos de los agresores, pero ya sabemos con qué personas contar, con qué red podemos exponer el problema, porque ya nos ha pasado que la información de la denuncia se filtra al agresor?.

Y añade: ?muchas autoridades nos dicen ?pero por qué la sacó?, ?por qué la ayuda?, ?mejor vamos a conciliar el problema?, pero en estos casos es imposible, porque si se hace así, se firma un convenio pero saliendo de ahí las matan, aquí no cabe la conciliación sino un proceso legal largo?.

Las autoridades, asegura, no alcanzan a ver las magnitudes de la violencia ni se sensibilizan ante este problema, ?la violencia no es sólo un golpe, porque hay otra que no se ve, que es la violencia emocional y es la que hace más daño, y ésta no la ven los jueces ni los agentes?.

Los derechos de la mujer

La Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila pretende fomentar una cultura que vele y haga valer los derechos de la mujer, algunos de éstos son:

-Tomar libremente decisiones que afectan su vida (trabajo, maternidad, estudios y diversión).

-Compartir con su pareja responsabilidades familiares como la crianza, los gastos y cuidados de los hijos.

-Expresar sus opiniones y necesidades físicas, emocionales, intelectuales y sexuales.

-Las mujeres deben defenderse y resguardar de ellas a sus hijos. Han de denunciar estas agresiones ante las autoridades y exigir de ellas protección y justicia.

-Si están divorciadas tienen derecho a demandar pensión alimenticia para ellas y sus hijos.

-Reclamar el reconocimiento de la paternidad.

-Solicitar el 50 por ciento de los bienes que pertenezcan a la sociedad conyugal.

-Obtener servicio de justicia gratuitos y completos.

-Recibir orientación respecto de cómo exigir de su victimario la reparación del daño.

FUENTE: Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila

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